Las fiestas de fin de año pueden ser el detonante de los casos de quemaduras en los niños, principalmente, por el uso de pirotecnia. El aumento de estos casos se ve reflejado aún más en el período de vacaciones escolares, cuando los chicos pasan más tiempo en sus hogares.
En Panamá, al mes, se presentan entre 20 y 25 casos de niños quemados por diferentes causas. Para la época de verano las cifras suben a unos 35 menores afectados, asegura Marvis Corro, pediatra y jefa de la Unidad de Quemados del Hospital del Niño.
Los menores afectados son más que nada los lactantes y los de edad preescolar. El 90% de estas lesiones ocurre con un adulto presente en casa, señala Yesenia Ochoa, directora ejecutiva de la Asociación Panameña de Ayuda al Niño Quemado (Apaniquem).
Las quemaduras por escaldaduras son las más frecuentes, es decir, aquellas por volcadura de líquidos calientes como agua, té, aceite o sopas.
También están las quemaduras por fuego directo con los encendedores, los cigarrillos y los fósforos, añade Corro.
Están aquellas ocasionadas por contacto, por ejemplo, cuando las madres terminan de planchar, dejan el artefacto en el piso y el niño lo toca, subraya Ochoa.
En este renglón se incluye cuando un pequeño toca el horno, una paila u olla caliente, agrega Rubén Rodríguez, médico general.
La pediatra Marvis Corro menciona las quemaduras por electricidad, cuando los niños meten ganchos en los tomacorrientes, o el uso de cables picados o defectuosos que ocasionan accidentes.
El paso de la corriente eléctrica por el cuerpo puede producir arritmia y un paro cardíaco, explica.
También están las que son producidas por químicos, pues los padres colocan solventes en envases atractivos para los niños, como en botellas de soda o jugo, el pequeño puede ingerirlos y habrá una quemadura interna en su sistema digestivo. Estas pueden requerir de un tratamiento prolongado y pueden llevar al paciente a una gastrostomía, porque se le quema literalmente el esófago y el estómago, expone Corro.

