La historia registra que fue el 10 de noviembre de 1821 cuando se dio el grito de independencia de Panamá ante dominio español. Fue en La Villa de Los Santos, con especial protagonismo de Rufina Alfaro.
Desde entonces, aquella que dio ese primer grito soberano es recordada como una heroína de pueblo, símbolo de lucha; mientras que otros, ante la ausencia de pruebas contundentes, ponen en duda (o niegan) su existencia.
Así nació el mito alrededor de esta figura y hoy, 10 de noviembre, vendrá una vez a la mente el debate.
De Rufina Alfaro hay una biografía que reposa en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, en la que no se precisa fecha de nacimiento, pero se le describe como una veinteañera “de ojos negros rasgados, cabellera de similar color, trigueña, alta, delgada y que vestía de basquiña”. A su favor también está el artículo La patriota Rufina Alfaro, del propio Ernesto J. Castillero (Revista Lotería, 1948); la obra teatral La fugitiva de la gloria, de Miguel Moreno (1963); una plaza con su nombre en La Villa de Los Santos (donde se le rinde tributo) con su respectiva escultura instalada en 1947 y un corregimiento en su honor en San Miguelito.
En el artículo Rufina Alfaro: la leyenda y la verdad histórica, el sociólogo Milciades Pinzón indica que “la dificultad del caso no solo estriba en la ausencia de testimonios escritos, sino en la forma como algunos investigadores han abordado la problemática; porque pretender que al inicio del siglo XIX, todos los habitantes de la comarca santeña estuvieran empadronados por la Iglesia católica es tanto como pedirle al madroño que sus flores tengan la fragancia del jazmín”.
Hasta un artículo en el portal Wikipedia se refiere a Alfaro, citando su papel en 1821, y que su “existencia es motivo de controversia”.
En la Revista Lotería de 1967, el artículo Rufina Alfaro, ¿realidad o leyenda?, de Lola C. de Tapia, indica que “de todos modos la historia necesita de esos personajes de fantasía para que esmalten sus páginas y les den brillo y colorido”.