Cuando el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) invitó a la galerista Carmen Alemán a ser la curadora de “Alfredo Sinclair: señales de un tiempo”, de inmediato esta experta pensó que lo mejor sería centrar esta exposición “en el periodo que va desde 1969, año en que recibe el Premio Maestro en el Primer concurso Xerox y hasta principios de los 1980”.
“Tras unos años 1950 y 1960 de continua experimentación con manchas, texturas, composiciones y formas, los años 1970 son el momento en el que el maestro alcanza su plenitud de estilo. Sus composiciones, que transitan cómodamente entre la abstracción y lo figurativo, están marcadas por un uso totalmente contemporáneo de la luz, el color y la forma volumétrica”, explica Alemán sobre esta muestra que se inaugura hoy martes 1 de diciembre, a las 7:30 p.m., en el MAC.
Las obras que han seleccionado para esta individual proceden de diversas colecciones y “creemos que son importantes ejemplos de este estilo propio que Sinclair forjó”.
Alfredo Sinclair Ballesteros, maestro del collage y del abstracto, nació el 8 de diciembre de 1914 en la ciudad de Panamá. Este nombre necesario para entender la evolución del devenir de la plástica nacional murió el 2 de febrero de 2014.
Una de las metas del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) es acercar al público el trabajo de los grandes artistas istmeños. Este año lo hicieron con muestras de Julio Zachrisson y Alfredo Sinclair.
Silvia Estarás, directora del MAC, recuerda que le plantearon la exposición a la Fundación Sinclair, “puesto que tienen una gran colección de obras del maestro y en elección conjunta decidimos conversar con Carmen Alemán, la mejor conocedora de la obra de Sinclair, para la curaduría. Con Carmen planteamos el interés de hacer una muestra destacando un período concreto de producción artística, así como el mostrar la cara más humana del maestro en su compromiso con la escena cultural y su relación con el MAC”.
“Tenemos la suerte de contar con varias piezas de una misma serie, y a través de ellas se pueden analizar los diferentes matices de cada pieza, pero siempre siguiendo un hilo conductor. Por ejemplo, en el caso de Movimiento de un río los cambios de la paleta de color y el grosor y trazado del pincel hacen que cada cuadro tenga una composición única, una personalidad propia”, señala por su parte Carmen Alemán.
TEMÁTICAS
Las temáticas de Sinclair, presentes en su obra entre 1969 y 1982, resalta Alemán, “son recurrentes a lo largo de toda su carrera. La congestión urbana reflejada en sus Chorrillos, naturalezas muertas como Bodegón o Balcón y Frutas, la figuración de Geisha o Blusa roja, y la Mancha, ejercicios de luz y color que reclaman la actividad pictórica como un tema en sí mismo”.
La época que recoge esta muestra “es de una experimentación muy rica, se atreve con composiciones y usos del color de manera muy espontánea”, comenta por su lado Silvia Esterás.
En cuanto a estilos, dice Alemán, su obra está marcada “por la investigación constante, se aproxima a diferentes fuentes que le influencian, como los clásicos europeos, el impresionismo -que llegó a Panamá a través de la escuela de Roberto Luis-, o el expresionismo abstracto norteamericano”. A través de estas exploraciones, Sinclair “conjuga los diferentes estilos y los resume con coherencia, dándole una impronta única que lo convierten en uno de los artistas más importantes del siglo XX en Latinoamérica”.




