Las técnicas para la especialidad de reproducción asistida no han cambiado desde el último procedimiento que se integrara en 1992 y que consiste en la inyección directa del espermatozoide al óvulo, explicó Anthony Imudia, ginecólogo obstetra especialista en reproducción asistida.
Antes, por los años de 1980, estas técnicas empezaron por extraer un óvulo, unirlo al espermatozoide y crear el embrión. Posteriormente se utilizaron hormonas para estimular el ovario y lograr más óvulos. “Permanecen estos procedimientos tradicionales, pero la investigación de cómo se pueden mejorar se mantiene en proceso”, indicó Imudia.
Imudia, médico de la división de reproducción e infertilidad del Massachusetts General Hospital/Harvard Medical School, fue expositor del I Congreso de Medicina Reproductiva que se realiza esta semana.
El organizador del encuentro por parte del Hospital Nacional, Jorge Medrano, dijo que este congreso se realiza por primera vez al tomar en cuenta que “hay muchas parejas que tienen dificultades para tener hijos”.
Destaca que el contacto con especialistas en medicina reproductiva de instituciones como la Universidad de Harvard puede dar como resultado “opciones nuevas que hay para las parejas”.
Hallazgo
Anthony Imudia habló en su exposición de los estudios que realiza sobre el impacto del ambiente hormonal durante la transferencia del embrión.
Explica que en el embarazo natural, por ocurrir de manera espontánea, el nivel hormonal no es demasiado elevado, pero en ocasiones con el procedimiento in vitro las hormonas pueden estar elevadas. Esto a razón de que “la paciente responda más de lo que se anticipó o porque se le dieron muchos medicamentos, o por ambos factores combinados”, amplía.
Sus estudios, según indica el especialista, buscan establecer una relación entre los ambientes hormonales y la posibilidad de tener las complicaciones reportadas en la literatura.
Aclara que estas conclusiones son todavía preliminares, y el grupo de científicos que lo realiza es el primero en reportar estos hallazgos, por lo cual deben esperar que otros centros de estudios repitan las investigaciones, para así poder iniciar un cambio en la práctica que pudiera ayudar a mejorar los resultados en los procedimientos.
Ambiente hormonal
Otras observaciones ha seguido Imudia en su desempeño profesional.
Hay dos maneras de conseguir un embarazo a través de reproducción asistida, mediante “la transferencia de un embrión justamente después de la estimulación, donde el ambiente hormonal es diferente a lo natural, esto se hace en más del 92% de las pacientes”.
La otra técnica se da cuando “las mujeres después de tener una buena respuesta al ciclo in vitro, le transferimos uno o dos embriones viables, y en vez de destruir los embriones, se congelan. Cuando termina su embarazo, y quiere su segundo bebé, descongelamos el embrión, y lo transferimos”.
“Nos hemos dado cuenta de que tal vez el ambiente donde la transferencia está ocurriendo puede tener un impacto en el resultado del embarazo”, ya que “cuando se hace una transferencia fresca los estudios indican que los bebés son más pequeños, en comparación con una transferencia con embrión congelado”.
Dice que estos hallazgos parecen indicar que cuando el nivel de la hormona está muy elevado, la placenta, que es la que nutre al feto, no se desarrolla bien, por lo cual el bebé tiende a ser un poco más pequeño que uno producido en otro ambiente.
Aclara al respecto, que este bebé más pequeño tiene posibilidad de crecer y alcanzar sus potenciales, pero la idea de los estudios es conocer el porqué de estas diferencias para tratar de unificar y así lograr procesos y resultados más precisos.
Infertilidad
En su presentación, Imudia, de origen nigeriano y quien iniciara sus estudios de medicina en Panamá, dijo que el porcentaje de infertilidad se mantiene por el 15% entre la población con edad reproductiva en Estados Unidos.
De ellos, 10% al ser persistente en el deseo de ser padres lo logrará de manera natural, y el 5% restante será el que tendrá que recurrir a algún tipo de tratamiento, detalla.
Indicó que entre las mujeres influye en la fertilidad aspectos como la edad, el peso, la nutrición y la reserva ovárica. Con relación al peso, acotó que tanto las mujeres obesas como las muy delgadas tienden a tener una disminución en la capacidad de reproducción.
Advirtió, además, que se debe poner cuidado a los niveles del Bisfenol A, sustancia presente en envases para la conservación de los alimentos y que tienen un efecto antiestrógeno.
También se refirió a la dieta sana, baja en grasa, con omega 3, y el consumo regular de multivitaminas como preparación para un embarazo sano.