La figura de Victoriano Lorenzo fue resaltada ayer con dos reconocimientos en la Gobernación de Panamá: la develación de un óleo de gran tamaño del guerrillero y una nueva entrega de la medalla al mérito que lleva su nombre, esta vez recae en el doctor Temístocles Díaz.
La pintura
El nuevo retrato de Victoriano Lorenzo es el resultado de cinco meses de trabajo de los artistas Michelle Mendoza, de 22 años, y Jesús Graell, de 25 años, ambos estudiantes de artes visuales en la Universidad de Panamá.
Para realizarlo, Mendoza y Graell se apoyaron en dos de las más difundidas imágenes de Lorenzo para establecer los principales rasgos y para tener la idea más aproximada del resto de detalles necesarios para el retrato, buscaron personas con facciones similares.
La obra, resumen, requirió de mucho tiempo de investigación y asesoría con el investigador de historia Vladimir Berrío-Lemm, para que fuera lo más fiel posible a la de Victoriano Lorenzo.
El retrato reposará en la Gobernación de Panamá, disponible para quien quiera apreciarlo.

El reconocimiento
Instantes previos a la develación de la pintura, la Medalla al Mérito Victoriano Lorenzo le fue entregada al doctor Temístocles Díaz por ser “uno de los exponentes más dignificantes en la titánica tarea de la salud (...) cuyo aporte a esta ciencia ha logrado salvar la vida de muchos panameños”.
Se destacó también la labor de Díaz en la investigación y manejo de la historia de Panamá y al tomar la palabra el galeno repasó información de sobre la Guerra de los Mil Días y Victoriano Lorenzo y cómo las condiciones alrededor de su muerte, según su apreciación, fue el punto de inflexión para la unión entre las ideologías enfrentadas, dando pie al movimiento separatista de 1903.
La persona y el mito
El acto continuó con la entrega del reconocimiento “Panameño ejemplar” a Berrío-Lemm, presidente de la Comisión Nacional de los Símbolos de la Nación e investigador de historia, quien compartió la presentación “Victoriano Lorenzo, ayer, hoy y mañana”, en la que detalló aspectos poco conocidos del general, como que su vínculo con Belisario Porras empezó mucho antes de la Guerra de los Mil Días, que era una persona con preparación gracias al sacerdote jesuita Antonio Jiménez y que estuvo en prisión en la ciudad de Panamá por nueve años por la muerte de Pedro Hoyos, regidor de El Cacao, tras un intercambio de disparos.
Fue durante aquel encierro que aprendió cómo se dirigía un contingente militar, dar órdenes y tener disciplina, luego de ganarse la confianza de todos en el cuartel de Chiriquí.
Cuando cumple su condena, regresa a su tierra ya con la guerra en marcha, se encuentra con Porras y se involucró en el conflicto esperando que un triunfo de los liberales cambiara la situación de su oprimido pueblo.
Nació en 1867 y murió fusilado el 15 de mayo de 1903, producto de un “exabrupto” judicial, pero tras la muerte del hombre nació la leyenda, destaca Berrío-Lemm, que vive más de 100 años después en libros, monumentos y obras como el nuevo óleo de la gobernación.

