Un bolso de Hermès lleva su nombre, al igual que una avenida de Mónaco junto al mar. También un teatro e, incluso, un hospital recuerdan a la princesa Gracia Patricia y a la estrella de Hollywood Grace Kelly, que murió hace 30 años en un accidente de tráfico.
Grace Kelly dejó la Meca del cine para convertirse en princesa cuando se casó con Rainiero III de Mónaco. Su boda, en 1956, transformó su vida en una especie de cuento de hadas, que se elevó a mito a raíz de su trágico accidente.
A lo largo de su vida representó diversos papeles, pero la respuesta sobre quién era en realidad se la llevó con su muerte el 14 de septiembre de 1982. Biógrafos, cineastas y fotógrafos han intentado atisbar entre bastidores la verdad sobre una vida truncada repentinamente a los 52 años.
Aquel Rover 3500 marrón circulaba por la serpenteante carretera de montaña que une La Turbie y Mónaco, hasta que volcó. Grace Kelly murió como consecuencia del accidente, mientras que su hija, la princesa Estefanía, sobrevivió.
Grace creció en Filadelfia en un estricto entorno familiar. La presencia de un padre dominante y la búsqueda de reconocimiento son dos conceptos clave en la biografía publicada en 1987 por James Spada: Grace Kelly. Las vidas secretas de la princesa. Según Spada, esto explica su inclinación hacia las relaciones sentimentales con hombres mayores y casados.
Grace dejó Filadelfia a los 17 años para ir a Nueva York y dedicarse al teatro, el cine y la televisión. Los años que transcurrieron entre 1947 y 1956, en los que rodó 11 películas, fueron al parecer los más felices de su vida.
Su gran cambio de papel llegó con su matrimonio, “la boda del siglo”, pues tuvo que renunciar a su carrera, como deseo de Rainiero.
Hoy sigue sin estar claro qué pasó cuando el Rover 3500 de la princesa se salió de la curva. ¿Fue un paro cardíaco? ¿Una discusión con su hija? ¿Era Estefanía quien estaba al volante? ¿O es que Grace era tan infeliz que no frenó a propósito cuando se aproximó a la curva, como afirman los rumores? Su leyenda sigue viva.
