En un puerto croata está anclado un barco construido para transportar bananas desde África hasta Italia, que colocó minas para la Alemania nazi y fue hundido por aviones aliados antes de ser rescatado como yate personal de un líder comunista, Josip Broz Tito.
Se trata del Galeb (gaviota), que fue abandonado en un rincón del otrora imponente puerto de Rijeka, lugar que ahora está preparándose para ser la Capital Europea de la Cultura en 2020, y planean restaurar el barco de 117 metros como un museo, en momentos en que existe un feroz debate en Croacia sobre la vida y las acciones del hombre que usó los colchones rosados del camarote del frente del yate.
Para los conservadores en Croacia, Tito (quien nació en la hoy Croacia, de padre croata y madre eslovena) fue un dictador totalitario, y afirman que recordarlo con cariño significa tener nostalgia de un estado federal compartido que negó a los croatas su propio país hasta que forjaron uno en la guerra de 1991-1995.
Sin embargo, los liberales mencionan su lucha guerrillera contra los nazis y la relativa libertad y prosperidad de los yugoslavos en comparación con quienes vivían en la Unión Soviética.

