Un cuerpo perfecto

La dismorfia muscular, también conocida como vigorexia, es un trastorno descrito por primera vez en 1993 por el doctor Harrison Pope, profesor de psicología en la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

Se trata de un trastorno emocional, relacionado con la autoimagen, es similar a la anorexia, pero a la inversa, explica Ricardo Turner, de la Clínica Psicológica de la Universidad de Panamá.

En la anorexia, la persona cree que está muy gorda o muy obesa cuando en realidad es lo contrario, en la vigorexia el individuo desea una musculatura sumamente acentuada, y de hecho la desarrolla, pero se ve a sí mismo enclenque.

Comenta que no se sabe a ciencia cierta si este trastorno es más común en hombres, pues vale resaltar que el caso de la anorexia es más común en mujeres, pero no exclusiva, así mismo ocurre con la vigorexia.

En Estados Unidos, un estudio reveló que de casi 9 millones de hombres que acuden al gimnasio, 900 mil padecen vigorexia (es decir, un 10%), según un artículo publicado en el sitio aztecanoticias.com.

En un cálculo de la nutricionista Yolanda Rangel, entre un 10% y un 15 % aproximadamente de las personas que practican algunas horas de deporte al día pueden ser afectadas por la vigorexia y no se han dado cuenta, pues lo ven normal.

PUNTOS

El problema no está en la cantidad de ejercicio, sino en la percepción del propio cuerpo, subraya Turner.

Muchos pueden tener adicción al ejercicio, pero no sufrir de vigorexia; aunque la adicción al ejercicio puede ser llamada con el mismo nombre, pero no son la misma cosa, aclara.

Más que un cuerpo atlético buscan una perfección física, que vale decir es prácticamente imposible, y se le refiere como complejo de Adonis, buscan un ideal de belleza en un cuerpo hiperatlético, similar a la idea de la anorexia de que la belleza es estar hiperdelgada.

Por lograr esto, muchos tienen una dieta alta en proteínas y esteroides. Lo que obviamente afectará la salud de los deportistas, pues el volumen de la masa muscular se define por el tamaño y el peso; es decir, que cada cuerpo alcanza una corpulencia específica.

De esta manera, su tratamiento es multidisciplinario: médico, nutricional y psicológico. Se trabaja psicológicamente la autoestima, la percepción del propio cuerpo y las conductas compulsivas, como el pesarse en exceso, el ingerir suplementos y el consumo de esteroides, concluye Turner.

ALGUNOS PUNTOS DE DETECCIÓN

Baja autoestima.

Tienen tendencia a la automedicación.

Son susceptibles a los paradigmas estéticos.

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