En La última palabra, hoy sabatina, mi gratitud por la transferencia cotidiana de saberes, ideas y pareceres de mis cibercontertulios de Facebook. En el espacio/muro #gramáticaalegre. ¿Quién dijo que el conocimiento de la lengua tiene que ser producto para embalsamar? Siento mucho afecto y actitud de la buena por esos activos interlocutores. Que crece en número y calidad. Dejo al descubierto la creciente calva, ampliada en pandemia, por el sentir, el conocimiento de cada uno. Con el abrazo —virtual— a la extraordinaria maestra Isabel Barragán de Dicky Turner saludo a cada uno de los miembros de esa legión de defensores de nuestra amada lengua. Y que están prevenidos de una diablura fantasmal de Cervantes y Sinán. Con ese defensa, no se revolcarán en sus tumbas, más bien se reconfortarán, si es que ese verbo puede aplicarse a difuntos.
Me quedo con esos compañeros en esta rotación y traslación terrícola.
No estoy aún al nivel de poner la otra mejilla ante mis desafectos/malquerientes, por otro lado. De ellos aprendo; me ponen a reflexionar también. Desafectos/malquerientes/indiferentes: piensen lo que quieran. De ustedes también puede ser el Reino de los Cielos. Mi corazón es para ella y hay espacio, además, para cada uno de los actores actuantes de #gramáticaalegre.
Femenino y minúscula. Es la palabra más famosa de los últimos 18 meses: covid. Vocablo de laboratorio. Creación de la OMS para expresar la enfermedad causada por la más reciente variedad de coronavirus: SARS 2. ¿Por qué femenino? Porque el propio nombre incluye la ‘d’ de enfermedad. El acrónimo de laboratorio es CO (corona), VI (virus) y D (disease, en inglés enfermedad). ¿Por qué corona? Científicos que descubrieron (1943) esta variedad de agentes infecciosos la bautizaron corona como metáfora de la corona del sol. Similar, visto en el microscopio. (Les debió recordar el rostro de sus progenitoras y nombrarlo mi madre).
¿Por qué usan el covid? Usuarios, quizás por distanciamiento social frente a la enfermedad, le endilgan el nombre al virus, SARS 2, vocablo masculino.
El uso domina. Los expertos están de acuerdo en ambos usos.
Quien conoce esta historia prefiere: la covid o la covid-19. Hay usuarios que alternan: la covid, el covid, la covid-19, el covid-19.
Decídanse por una forma. Ya están grandecitos.
En la tradición, acompañamos enfermedades con artículo masculino (el) o artículo femenino (la). ¿Tengo que poner yo los ejemplos? ¿Por qué suprimen - 19? Existe un principio de economía de lenguaje.
Las entendederas no se colapsan con el solo nombrecillo famoso.
¿Por qué minúscula? El significado corresponde a un sustantivo común, que la norma demanda minúscula. Ha sucedido con siglas, como radar.
Feliz día, terrícolas. Al mal tiempo...Carpe Diem.
Hombre, mujer, humanidad. Hombre hoy está referido sobre todo a varón. Mujer, sobre todo la activista por los derechos femeninos, no se siente incluida. Humanidad, en vez de hombre, para indicar ser humano. Contertulia es pragmática: “Yo crecí convencida de que cuando se cumplía con el noble oficio de ser hombre, mi humanidad femenina estaba incluida, sin reparo ni menoscabo alguno; sin embargo, hoy para no ofender al resto de mi sexo (porque sigo sintiéndome incluida cuando Hombre se refiere a Humano), me cuido de no emplear el sustantivo hombre para hacer alusión al ser humano”. De acuerdo. Varón y hombre, sinónimos. Evolución de significado. Humanidad contenta.
Washatería. Amigos viajan a Houston para inocularse vacuna J&J. Les gusta pasear. En Coco del Mar era más barato e incluía servicio de chofer de carroza. Por si las moscas. De EEUU, me trajeron esta palabra. ¿Chicana? ¡Feo! Mezcla de inglés y español. Es preferible lavandería.
Chingo. Piragua.
Cuchufleta. Chanza, broma, ocurrencia. De poco uso. Despeinado, desaseado. En la patria chama, órgano sexual femenino.
El autor es periodista, filólogo y docente.
