El autor guatemalteco Adolfo Méndez Vides trae a la Feria Internacional del Libro de Panamá sus obras El leproso y Las murallas.
Las dos novelas, resalta, “están ligadas a los efectos del trasplante, de la ruptura con el espacio. Los humanos somos móviles, nos vamos a otras partes buscando acomodo y los que se marchan pierden lo que tenían, como en Las murallas, donde los protagonistas se marchan y no se encuentran en su destino, pierden sus raíces y quedan flotando en el limbo”. Esta novela trata “el complejo drama interno en las relaciones personales, de la solidaridad, de la responsabilidad, del conformismo, y de la vida que se va en cuatro días, encontrando al final que la rendición tiene sus beneficios”.
Mientras que con El leproso incursionó en los que se van, “y que ya nunca regresan, porque después de una década en otra tierra la propia ya no existe, es como Heráclito y la imposibilidad de bañarse dos veces en el mismo río”.
Ambas obras son independientes entre sí, lo que tienen en común es “la sensibilidad perversa de su autor. En Las murallas se experimenta la rendición y en El leproso crece el rechazo, porque quien deja su hogar lo pierde y ya no hay vuelta posible. El tiempo no perdona”.
La población guatemalteca, no los personajes de Adolfo Méndez Vides, se van buscando a Estados Unidos “una forma de vida, la posibilidad de trabajar para salvar a los suyos. Hay heroísmo y aventura. Pero ya no solo es a Estados Unidos, en el tiempo ha ido cambiando, la gente se marcha hacia donde hay trabajo. Guatemaltecos hay por todo el mundo. Y el resultado es el desarraigo, la sensación de no pertenecer a ningún lado y construir la patria imaginaria. Por allí anda más mi preocupación”.
A los lectores les dice que se preparen a “sentir emociones. Mis libros son como toboganes en los que se deslizarán sin control, pero fundados en los vericuetos de la voluntad”.
