Del recuerdo de su primera novia, chiricana, cuando era adolescente y residía en David, nació, en la edad dorada de letrista, en coautoría y popularizada por el grupo Salsa Kids, la canción Dame un beso que me dure hasta el lunes.
Qué tristeza que llegara el viernes y tener que despedirse de la chica hasta el lunes, recordaría el Pedro sesentón. Mi prima Gladys Brown recuerda a los gemelos Tsimogianis, conocidos por Azael, en el Colegio Félix Olivares Contreras, FOC, atractivos. Pocos sabían quién era Pedro y quién Pablo.
Los gemelos con nombres de apóstoles se criaron en David, se educaron en la Escuela José de Sucre, donde su madre era maestra, y en el FOC. Visitaban con frecuencia Dolega, donde el padre, de origen griego, poseía una finca en El Flor.
Versos ‘Déjame un beso que me dure hasta el lunes’
Déjame un beso que me dure hasta el lunes
Ay, déjame un beso que me dure hasta el lunes
Para no morir de celos, para esperar tu regreso
Déjame un beso que me dure hasta el lunes,
Para olvidar que mañana comienza el fin de semana.
Ambos se dedicaron a la escritura e interpretación de canciones. Pablo fue representante de Panamá tres veces ante el concurso internacional OTI de canciones. Murió en 2016. Pedro, de quien fueron grabadas 300 canciones, muchas de gran éxito internacional, se apagó en agosto pasado.
Hola, Billboard
Un álbum protagonizado por el cantante Frankie Ruiz, puertorriqueño, estaba por salir, con altas expectativas. El artista, que había estado en prisión, demandaba un tema más fuerte para incluirlo. Llegaron hasta donde Pedro, quien era editor musical en Miami, y de allí surgió Mi libertad, en coautoría con Laly Carrizo, publicista panameño, que nombra el álbum (1992). Se situó en el Top 5 de la lista de éxitos musicales Billboard, en la categoría Tropical/Salsa.
Relató Pedro que, en su residencia, con muelle y vista a un lago miamense, en Hialeah, estaba seca la inspiración. Y ante un cenicero, que él, fumador, detestaba lleno de colillas, creó los primeros versos, un clásico de la música tropical. El escritor de canciones es un cronista y escultor, que también echa mano a la autobiografía.
El álbum (sello Rodven Records) es motivacional. El expresidiario narra su estadía en la prisión, y exhorta a los jóvenes a fijarse metas en la vida, luchar con tesón para conquistarlas y salvarse del mal.
Voy a estrenar aparece en ese clásico. De autoría de Ricardo Vizuette, compositor panameño, quien ingresa a esas grandes ligas de la mano de Pedro.
Himno de parejas
En su mayoría, las letras surgen de experiencias cotidianas. Cómo te hago entender tiene casi 20 versiones. Fue “himno” en Venezuela y Colombia. Durante una conversación con Roberto Roena, confesó, tuvo conciencia del éxito de esa melodía. Basilio, no obstante, se quejó de que una canción nunca se colocó en el candelero, pese a que la reinterpretó al menos 3 veces.
Interpretaron sus canciones decenas de artistas como Alejandro Sanz, Blades, Braulio, Jerry Rivera, Lalo Rodríguez, Edy Santiago y grupos como el Gran Combo y Menudo.
En los años ochenta, Pedro emigró a Miami, buscando nuevas oportunidades. Viajó con su esposa, y Angeliki, nena de ambos. En Florida nacieron, Zephanie y Hazel. Le sobrevive, además, su esposa, Ana.
En Panamá, en la década anterior fue dínamo en la industria del entretenimiento y la cultura. Fue asesor musical y director del Teatro Nacional. Se relacionó con Toby Muñoz, de quien perfeccionó la creación musical y gerencia de la industria del entretenimiento. No concluyó sus estudios de abogacía en la Universidad de Panamá. Su hermano gemelo, sí, y llegó a dedicarse a la música y a la abogacía, incluso fue director de prisiones.
Ya en Florida, Pedro se vinculó a las empresas de difusión musical Polygram Latino USA y director creativo de Universal Music Publishing. Figura clave en ese etapa es Frank Torres, mandamás en la industria de difusión musical y de quien se ganó su confianza.
En un periodo, por encargo, escribió hasta una composición por semana. Debía crear situaciones y recrear experiencias. Descripciones, reflexiones, romanticismo, intimismo. Bolero, balada, merengue, salsa.
Leer, la clave
Tras su exitosa carrera, Pedro confesó que no buscó ese oficio, si bien afirmó que desde la infancia tuvo el estímulo de leer, disponer del léxico adecuado y el manejo del lenguaje oral y escrito. Su madre le enseñó el alfabeto temprano y, en la escuela, mientras los niños davideños se rompían la cabeza con el alfabeto ya él podía leer la revista Selecciones.
“Las canciones que perduran son las bien escritas, con buena estructura y contenido”, ponderaba.
En el Club David, presenció la interpretación de la orquesta dirigida por Rubén Quintero. Lo motivó para que se trasladase a la ciudad de Panamá a hacer carrera. “Durante meses, nos hospedó en su casa a 8 músicos venidos de Chiriquí”, recuerda Rubén. Allí nació la Orquesta Zafiro, que animó la pasada FIL Panamá.
En los años noventa, Pedro coordinaba el concierto de Vicky Carr. Le trajo a Vizzuete la noticia de que una de sus canciones estaría en el álbum Mi Libertad, muy por encima de las expectativas del compositor. Ante el interés de su compatriota por el piano, sin desempacar y puesto en la habitación del hotel, en Paitilla, le disparó: “Quédate con él como adelanto a tus regalías y para que sigas componiendo”.
Vizuette lo hospedaría a mediados de marzo en su residencia, cuando Pedro, con su alegría y humor proverbiales, tocó su tierra natal, por última vez, a la que pretendía retornar. Llegó el 17 de marzo y fue directo a la playa Gorgona. Ante las informaciones que anticipaban la interrupción de los vuelos, de Gorgona de se trasladó directo a Tocumen para viajar a Miami. Antes de abordar el vuelo, telefoneó, desde el aeropuerto, a Vizzuete. En su residencia, de espaldas al lago, padeció accidente cardiovascular, hospitalización, regreso a casa, mareo, caída con fractura craneal, coma y muerte.
Blades, quien le interpretó Sin querer queriendo, anunció el deceso: “Se mudó a otro barrio”. “Se fue en contra de su voluntad”: por Pedro Azael Tsimogianis para su epitafio.


