En todo el tiempo que ha existido basura plástica, esta ha logrado llegar al océano, pero nunca como hace un par de años frente a la isla griega de Lesbos.
Allí, un equipo de personas recolectó una cantidad de botellas, bolsas y redes de pesca, las montó sobre una plataforma y las dejó flotar (temporalmente) por el mar.
Investigación
Para que el sistema de rastreo funcionara, los investigadores desarrollaron un método para identificar firmas ópticas a partir de longitudes de onda de luz, tanto visibles como infrarrojas, de materiales comúnmente encontrados en parches de escombros.
Estas masas de plástico eran un experimento para ver si serían detectadas por satélites y drones de alto vuelo. Los resultados, utilizados en la investigación publicada en Nature Scientific Reports, revelaron que los satélites podían detectar las masas de plástico que flotan en el mar.
Con el uso de inteligencia artificial, los investigadores también lograron distinguir la basura de materiales naturales como algas, madera o espuma de mar.
Ya antes se había intentado detectar los llamados “macroplásticos” (trozos de más de 5 milímetros) antes de que se degradaran en partículas más pequeñas.
Hasta hace poco, sin embargo, los satélites no lograban producir imágenes con suficiente detalle y con la frecuencia suficiente para localizar y rastrear con precisión los desechos plásticos.
Dirigido por Lauren Biermann, del laboratorio marino de Plymouth, en el Reino Unido, el estudio utilizó imágenes de los satélites Sentinel-2 de la Agencia Espacial Europea, que toman imágenes de alta resolución de gran parte del mundo cada cinco días. “Aunque esto no soluciona el problema de la contaminación marina por plásticos”, dice, las vistas a gran escala ofrecen formas mejoradas de “observar y rastrear plásticos flotantes, y esperamos que nuestro trabajo aquí eventualmente apoye operaciones de limpieza activa”.

