La italiana Tiziana Cantone decidió ponerle punto final a su vida.
El 13 de septiembre pasado se ahorcó en la casa de una tía en Mugnano, cerca de Nápoles, Italia.
Tenía 31 años. La joven se provocó el suicidio luego de ser el blanco de miradas y objeto de parodias en su país tras la publicación en internet de un video en que se veía manteniendo relaciones sexuales.
Hace más de un año, ella le había enviado ese video a su ex novio y a tres personas más, quienes lo hicieron público.
Su caso le ha dado la vuelta al mundo. Tan solo al colocar su nombre en el motor de búsqueda de Google se generan cerca de unas 900 mil publicaciones relacionadas, al cierre de esta edición.
De acuerdo con noticias de medios de comunicación internacionales, Cantone reclamó judicialmente durante varios meses para lograr que se removiera el video, hasta ganar su petición y exigir el “derecho a ser olvidada”, es decir, el derecho de las personas físicas a hacer que se borre la información sobre ellas en internet después de un período determinado.
Sin embargo, se le ordenó a pagar una indemnización de 20 mil euros ($22 mil 500 dólares) a 5 sitios web porque el video fue hecho bajo su consentimiento, resolvió el dictamen.
Sumergida en la depresión y en la ansiedad, Cantone dejó su trabajo, se mudó de ciudad y se encontraba en proceso de cambiar su nombre, registra la BBC.
Pese a ello, su historia la perseguía, por lo que continuaba siendo víctima de acoso en las calles.
Cantone abogaba por ser “olvidada”; sin embargo, ahora tras su suicidio será recordada no solo en su país, sino en el planeta.
DETONANTES
Septiembre es el mes para la prevención del suicidio.
Se estima que cada día unas 3 mil personas toman la decisión de acabar con sus vidas en la Tierra, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
En Panamá, 147 lesiones autoinfligidas intencionalmente o suicidios se registraron en 2014, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República. La mayoría fueron varones (127). El suicidio fue más frecuente entre los 15 y 29 años.
Pero, ¿qué lleva a una persona a acabar con su propia existencia?
Las investigaciones indican que las personas que se suicidan usualmente tienen un trastorno de salud mental diagnosticable y que este les causa sufrimiento e incomodidad por un largo periodo, lo que les hace difícil su vida diaria, explica la psicóloga Vali de Gateño, de la Fundación Relaciones Sanas.
“Cuando esto se combina con lo que llamamos un detonante [como perder el trabajo, una relación cercana, etc.] hace que las personas aumenten su riesgo” a acabar con sus vidas.
Además, uno de los factores de riesgo para el suicido es la depresión, por ende, el desbalance químico que se presenta en este trastorno del estado del ánimo tiene una incidencia, recalca la psicóloga Tamara de Zebede, también de la fundación Relaciones Sanas, quien añade que los individuos con algunas alteraciones genéticas del sistema de regulación de la hormona serotonina son más propensos a la depresión y a los suicidios.
La depresión es un posible detonante de la idea y de la conducta suicida, explica De Gateño.
Los que sufren de depresión tienen como algunos de sus síntomas el pensamiento negativo, la desesperanza y el sentimiento de estar atrapados.
“Todos estos son sumamente incómodos y pueden producir la idea de que la única manera que se tiene para solucionar su situación es quitarse la vida”, dice.
Según De Gateño, más de uno se pregunta cómo alguien puede quitarse la vida. “Las investigaciones también indican que la persona que llega a hacer un intento suicida, su mente se ha disociado, lo que les dificulta tener en mente las consecuencias de sus actos”.
Por ello, si se conoce a algún amigo, compañero o familiar con desmotivación para vivir, es importante tomarse el caso en serio, recalca de Zedebe, ya que aquellos que manifiestan que quieren morir pueden llegar a hacerlo.
“Esa persona probablemente está pidiendo ayuda a gritos, por lo que hay que estar dispuestos a ayudar, aunque no tengamos la certeza de que la persona lo vaya a llevar a cabo”, explica Tamara de Zebede.
El simple hecho de tener alguien que escuche sus problemas es una gran ayuda, comenta la psicóloga.
La especialista recomienda que “aunque el primer instinto sea guardar el secreto, no lo hagas, aunque sientas que puedes estar traicionando su confianza, podrías estar salvándole la vida. Por último, pero no menos importante, es buscar ayuda profesional. Al final del día se trata de valorar nuestra vida con sus altas y bajas y entender que es lo más preciado que tenemos”.
