“Chanoir”, inspirado en el gato negro de los afiches de un cabaret parisino, es el nombre elegido por el colombiano Alberto Vejarano para firmar los grafitis que pinta en las calles de París, un talento que lo ha llevado a exponer en museos y galerías de todo el mundo.
“Estoy reinventando el mamarracho”, dijo con relación a su obra, que afirma que es como los garabatos que la gente hace sin darse cuenta cuando habla por teléfono.
Vestido con una máscara de peluche de Emilio (Woodstock, el pájaro amigo de Snoopy) sale a pintar a la calle. Con cuidado retoca los bordes de uno de sus grafitis. Calcula que puede haber estampado entre 500 y mil en toda su vida.
Nacido en Bogotá en 1976, llegó a París cuando era niño. Pasó de ser un niño de clase acomodada a vivir en un barrio más bien popular del noreste de París.
“Hacer un grafiti es un poco como marcar un punto en la cancha”, contó y admitió que el ego juega un papel central.
