¿Cuál es el adjetivo gentilicio de su barrio o comunidad? Si reside en Villas del Pinar, el gentilico de esa comunidad es pinareño. No suena mal. Casqueño, del Casco Viejo. Que cada barrio, cada comunidad cree su adjetivo gentilicio. Juandieño, migueliteño, cumbreño, sancarleño, betaniense, minichuruqueño, maxichuruqueño, pedregaleño, chorrillero, calidoniense, francisqueño. El adjetivo gentilicio es un identificador de la localidad y contribuye con su identidad.
Zaperoco. Desorden, caos, lío, “revulú”, revolcón, confusión, tumulto, alboroto, patio limoso, “trepaquesube”, escándalo. Nadie resuelve nada. Lo resuelven, pero con ineptitud y lentitud.
“Sopotocientos”. De Venezuela, Panamá y otros países vecinos. Abundante. Buco pocotón. La cantidad que se quiera. Le reclama a los hijos disciplina: ‘Se los he dicho sopotocientas veces’. “Rantantán”, prosopopeya. Exagerado.
“Cutriñón, cutriñú, cutriñúa”. Sentido positivo. Más en masculino. Poco femenino. “Berraco”. Hábil en las tareas del campo. De las virtudes de los animales. Una voz más de la oralidad. En regiones de Chiriquí y Veraguas.
Meto. Vocablo identificador del chiricano. ¡Meto! Expresión que puede ser de sorpresa, inquietud, duda, molestia.
¡Ey, tú! Frase empleada en el universo herrerano, que se declara la tierra de la “berraquera”–con b, y no con v, como verraco-.
En el mundo santeño, destacan las palabra chuzo, bajuno y “farto”, mientras que en Colón “wapin” y en Penonomé“pal diablu”. En Monagrillo, “sualabao” (por Jesús alabado). En la capital, domina chuleta, eufemismo por aquella palabreja, no pocas veces con ímpetu grosero, que designa el órgano genital femenino, voz indígena, anterior a la llegada de los españoles a nuestra tierra.
“Churuco”. Canasta, bolso. Depósito para transportar algo. Recipiente de cuello corto.
“Churuca”. Fruto similar al bangaño y totuma. De ese fruto se hace un instrumento musical, que emite el sonido al rasparse la corteza: “churuca”. Bangaño es una planta rastrera. Familia del calabazo, la tula.
Etiqueta. Tipo de rótulo digital. En inglés corresponde a almohadilla. Si tenemos el vocablo en español, es echar mano a ese. Si no tenemos uno correspondiente, lo importamos de otra lengua. En tele y radio, se decantan por hashtag por moda; otros por ignorancia, descuido y desinterés al expresarse.
Sustantivo femenino. En relación al género gramatical, los cables de algunas personas están cruzados. Sobre todo cuando se trata de sustantivos femeninos, a los que les introducen modificadores en masculino. El fenómeno anómalo es común con el sustantivo femenino ‘persona’. En un canal televisivo internacional, desgranan detalles sobre el hundimiento del Titanic. Afirman que muchos pasajeros, al caer a las heladas aguas del océano Atlántico, murieron congelados. Precisa: “Las personas no murieron ahogados”. ‘Ahogados’ modifica a ‘personas’, que es sustantivo femenino y está en plural. Si en nuestros canales llueve, en otros pagos no escampa. El adjetivo ‘ahogados’ corresponde a ‘personas’, y debe tener su género y número. Lo correcto: ‘Las personas no murieron ahogadas’.
Persona. Femenino. Individuo de la especie humana. Se usa para referirse a alguien al que se omite o ignora el nombre. En nuestra lengua la adoptamos del latín ‘persona’, que es una máscara de actor o personaje teatral. El latín la adoptó del etrusco, que la había incorporado del griego.
Síndrome “lo que” contagioso: lo que fue, lo que es, lo que será. El síndrome puede hasta borrar entes físicos del mapa, y no se diga espirituales. Escuché: “Se llevaron los heridos en lo que es la ambulancia”. Deshizo la ambulancia y la descuadernó. Lo correcto: “Se llevaron los heridos en la ambulancia”.
Si el país mantiene esta austeridad léxica, en unos años podemos todos estar hablando a base de gestos.