Ruda, vertiginosa y llena de las intrigas propias de la novela negra, Entre hombres, el libro del escritor Germán Maggiori, es un viaje violento por las calles de una Argentina corrupta y peligrosa.
Publicada en 2001, esta historia que comienza con la muerte de una prostituta y tres hombres con importantes y respetables cargos en la sociedad, será llevada en formato de una serie de cuatro episodios a la pantalla de la cadena televisiva HBO.
Maggiori, quien es encargado de la adaptación y el guion , se siente confiado con el producto que está en etapa de producción. Piensa que en las adaptaciones de cualquier texto siempre “se busca reproducir la eficacia que tiene el texto al formato visual”, algo que en este caso no ha sido un problema porque, como explica durante una entrevista con este diario, la idea de la productora siempre fue que “la adaptación se ajustara lo máximo posible al texto”.
“La idea es lograr ese traslado de forma exitosa, lograr, por ejemplo, el efecto del manejo de las temporalidades, que es algo que tenía la novela, y la recreación de todo ese mundo, esa atmósfera. Me parece que en ese punto los lectores no deberían sentirse defraudados. El espíritu y la estética de la novela está plasmada en los guiones, y por lo que he podido ver de lo que se ha rodado, me parece que va a continuar en el resultado final”, explica Maggiori.
Precisamente para lograr trasladar el universo de su obra al guion, tuvo que releer su novela, algo que, según explica, le exigió desprenderse un poco de su entorno actual. “Toda relectura que uno haga siempre va modificando la impresión que se tiene de un texto, porque también el contexto en el que se lee es diferente. Importa menos el texto que el contexto, decía Borges. Cuando yo me reencuentro con la obra, trato de vincularla primero con lo que yo sentía al momento de escribirla, porque me permite recuperar ese espíritu”.
A pesar de que la historia de Entre hombres muestre una sociedad decadente y se llegue a tomar como una crítica social, para el autor de títulos como Egotrip (2017), la efectividad de las obras de ficción no está en ser testimoniales o cómo reproducen la realidad, “sino más bien por la capacidad que tienen para lograr una experiencia inmersiva en el espectador. Me parece que no se trata de mostrar, sino de dar a juzgar, porque la ficción no juzga, sino que da a juzgar. En ese sentido creo que no es tan importante el verosímil de llegar al tema del documentalismo, aunque sí hay una apuesta a eso, pero lo que yo veo por encima de todo eso es lo que está al servicio de otro, en la que el espectador suspende la incredulidad y se deja llevar por ese mundo”.
La serie, que está bajo la dirección de Pablo Fendrik, describe un mundo patriarcal y violento. “No es que muestra una apología a la violencia machista, lo contrario, lo que hace es desnudar de manera profunda la negación del otro, de darle identidad al otro. La mujer se vuelve gravitante más por su ausencia que por su presencia y los grupos de hombres quedan desnudos de este mundo en particular que estamos describiendo, de una manera muy horrorosa”.
