A ritmo de protestas pacíficas y violentas en los 40 días más intensos que ha vivido la sociedad chilena desde el retorno a la democracia en 1990, Chile “produjo” la banda sonora de un movimiento social que rescató éxitos de los años 70 y 80 con géneros actuales.
El himno El baile de los que sobran de Los Prisioneros, la banda de rock más popular en Chile en los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90), El derecho a vivir en paz del cantautor local Víctor Jara, asesinado tres días después del golpe militar en 1973, se mezclan en las calles con el rap de Anita Tijoux y baladas pop de Mon Laferte.
El ruido de tambores, silbatos y gritos suelen ser el sonido ambiente de toda marcha en Santiago, Chile que reclama profundas reformas sociales que se tomó las calles desde el estallido el 18 de octubre.
Entre todos los factores inéditos de esta crisis que atraviesa a Chile de manera transversal, surgió una verdadera playlist de canciones que suenan en las calles o que no cesan de circular en redes sociales.
El baile de los que sobran y El derecho de vivir en paz se escucha desde balcones del centro de Santiago, que ponen sus parlantes a todo volumen a disposición de los manifestantes.
Lo mismo ha ocurrido con canciones icónicas de bandas chilenas, como Adiós general, de Sol y Lluvia.
La canción de la banda chilena Los Prisioneros fue compuesta en 1986, pero su letra genera el furor de un lanzamiento musical reciente: “A otros dieron de verdad esa cosa llamada educación/ Ellos pedían esfuerzo ellos pedían dedicación /¿Y para qué? Para terminar bailando y pateando piedras”.
El pasado 25 de octubre, día en que marcharon más de 1 millón de personas en Santiago, fue cantada en coro masivamente en las afueras de la Bibloteca Nacional, donde se reunieron decenas de guitarristas en pleno centro de la capital chilena.
El compositor y líder de la banda, Jorge González, que a sus 54 años se repone de un accidente cerebro vascular, dijo la semana pasada que “es una pena que tengan que seguir cantándola todavía, porque los problemas son los mismos y es una pena que no se haya solucionado nada, pudiendo. Yo creo que se puede, repartiendo mejor la torta”, apuntó.

