La vida tal y como se conoce en la Tierra es imposible en Venus, debido a la falta de agua suficiente en su atmósfera, según un estudio, que aporta una nueva objeción a los científicos que revelaron la detección de un gas probablemente relacionado con una forma viva.
“No hay vida activa posible” en las nubes de Venus, declaró el microbiologista John Hallsworth, coautor del estudio, publicado ayer en Nature Astronomy.
El planeta más cercano a la Tierra se le parece en varios aspectos, como su tamaño y su masa. Pero le diferencia una temperatura de superficie infernal, 470 C°, y una atmósfera de gas carbónico a 97%, una condiciones poco propicias para la vida.
El planeta está además cubierto por una capa espesa de nubes formadas por gotículas de ácido sulfúrico. En septiembre, la astrónoma británica Jane Greaves anunció que había descubierto fosfina precisamente en esas capas nubosas.
Como en la Tierra, la fosfina (o fosfano) proviene de una actividad humana o microbiana, el hallazgo sacudió la comunidad científica. Pero rápidamente los especialistas pusieron en entredicho la observación y el método utilizado para establecer la presencia de este gas.
Esta vez, la objeción viene a raíz de la posibilidad de que un organismo vivo pueda existir en estas condiciones.
Uno de los temas de estudio de John Hallsworth, de la Queen's University de Belfast, es “la cantidad mínima de agua que les basta a los microbios más extremos (los más resistentes) en la Tierra para seguir activos y desarrollarse”.
Su respuesta es tajante: la cantidad de agua disponible en las nubes de Venus es “más de 100 veces demasiado baja” para la supervivencia de los microorganismos más resistentes. Es decir, hay “una distancia infranqueable con lo que la vida exige para funcionar”.
“El microbio más tolerante con la sequía no habría tenido ni una sola posibilidad en las nubes de Venus, y el más tolerante a un entorno ácido, todavía menos”, remata el científico.

