Tanto el texto como la puesta en escena de Mamá está más chiquita es una experiencia hermosa, didáctica, emotiva y divertida.
Desde la sencillez, esta pieza de Ignacio Olivera y Juan Pablo Schapira le habla al espectador de temas para todos conocidos: la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el amor y la libertad, el apego y la añoranza.
Es la historia de una familia rota que encuentra en lo lúdico y en la unión la manera de no interrumpir su caminar.
Ante la ausencia del padre, una mamá y sus dos hijos siguen adelante desde la alegría cuando se puede y desde la fortaleza cuando se debe.
Ante el reto de que uno de los chicos tiene necesidades especiales, una hermana y una mamá le crean un mundo fantástico para sortear las adversidades.

Ante el hecho concreto que todos vamos a morir, este clan se las ingenia para darle a ese último paso la mejor de las caras porque para qué estar triste cuando hay la opción de sonreír y creer en la esperanza.
Esta puesta en escena del director de Levys Mon Calderon es tan de cuento de hadas y tan encantadora como ese universo paralelo que Rita (una entrañable y magnífica Cristina De La Fuente) y Clara (una chispeante Melanie Vizuete) le crean a Diego (un notable Raul Herrera).
Mamá está más chiquita se presenta en la sala 2 del Teatro Pacific hasta este 2 de febrero; los viernes y sábados, a las 8:30 p.m.; y los domingos, a las 7:30 p.m.
Ultra recomendada está la obra de Hypnotic Productions & Teatro Pacific porque todos quisiéramos residir en ese mundo de piratas y dragones en el que residen Rita, Diego y Clara. Porque ese costado agrio y desolador de la vida debemos contrarrestarlo con toda la felicidad que uno encuentra con la gente que nos quiere bien y que nos comprende y acepta desde nuestras sanas diferencias.

