El pangolín, un mamífero tímido y cubierto de escamas, acaba de ser incluido en la lista más exclusiva de especies protegidas de China y las autoridades farmacéuticas locales también han prohibido el uso de sus escamas como ingrediente en la medicina tradicional.
Son buenas noticias para el que es, por mucho, el animal más traficado del planeta. Su carne se considera un manjar en algunos países de Asia y de sus escamas se derivan supuestos remedios para padecimientos como el asma, artritis o reumatismo, además de ayudar con problemas de impotencia sexual o lactancia.
Comercio y consumo de animales salvajes
Gracias a la pandemia por el nuevo coronavirus, en febrero pasado, el gobierno chino prohibió el comercio y consumo de animales salvajes y se cerraron los mercados de carne de animales salvajes de Wuhan, tras figurar como principales escenarios del origen del brote.
Las nuevas medidas de protección, que incluyen castigos de hasta 10 años de prisión, llegan tras la vinculación del pangolín en la cadena que transmitió el virus SARS-CoV-2 de los murciélagos a los humanos y desató la pandemia que ha infectado a más de 8 millones 200 mil personas (446 mil muertos) desde diciembre de 2019 y que hace tambalear las economías en todos los continentes.
El impacto
El intenso ciclo de explotación del pangolín ha llevado la especie a las cercanías de la extinción. Según un reporte de la organización World Animal Protection, entre 2000 y 2013, más de 1 millón de pangolines fueron extraídos de su hábitat natural. Se han decomisado cargamentos de escamas que pueden equivaler a entre 400 mil y 500 mil individuos, por ejemplo.
“Existen ocho tipos de pangolín y todos aparecen incluidos en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como especies en peligro de extinción”, detalla el informe, que también da cuenta de la motivación que impulsa a los cazadores: el valor de las escamas de un solo pangolín representa hasta cuatro meses de un salario promedio en India.
“Las escamas del pangolín están hechas de queratina, el mismo material de que están hechos el pelo y las uñas de los seres humanos, y no tienen ningún valor medicinal comprobado”, destaca la reciente investigación de World Animal Protection, que pudo registrar también los violentos métodos de cacería a los que son sometidos los pangolines, al ser extraídos de los árboles usando fuego, para luego ser atrapados y matados a machetazos o palazos.
“Las imágenes capturadas arrojan luz sobre la manera despiadada en que se caza a los pangolines. No estamos solo ante un problema de conservación, estamos ante un problema de bienestar animal de proporciones descomunales. Si queremos proteger a los pangolines del dolor y el sufrimiento en los países de los que provienen, tenemos que frenar el tráfico ilegal”, comenta Neil D’Cruze, asesor de vida silvestre de World Animal Protection y líder investigador.
¿Cuántos ejemplares de pangolín quedan? Un reportaje del diario El País, detalla que a finales de la década de 1990 se estimaba su población en unos 60 mil individuos solo en 11 provincias chinas, pero la cifra se ha reducido en un 90% hasta los días presentes, según el Comité para la Supervivencia de las Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El pangolín en una especie nativa de la Asia tropical y de África y es perseguida por cazadores en cada uno de los países donde aún habita.
La aplicación de leyes nacionales e internacionales de protección para los pangolines y eliminar sus escamas de la farmacopea de la República Popular China y demás manuales de medicina tradicional que usen en otros países de Asia, son las principales medidas par salvar esta especie, según el reporte de World Animal Protection.

