Las hermanas Stella y Doris Herbruger tienen un talento en común: la poesía, ese género literario con el que describen y plasman las cosas más sencillas y complejas de la vida. Uusan la poesía para mostrar su mirada del mundo y expresar sus sentimientos con los que muchos de sus lectores, sin importar la generación, se sienten identificados.
Ese talento innato, el cual consideran “un don de Dios”, las llevó a publicar en 1968 su primera antología de poesías, Inquietud, en el que expresan diversas consideraciones en varios aspectos del diario vivir, desde las más personales, como el amor familiar y conyugal, hasta las más sociales, como la corrupción o la falta de valores.
Más de 50 años después de que viera la luz aquel poemario deciden publicar, a inicios de este año, su segunda antología: Vivencias de Dos Hermanas, que pronto saldrá a la venta. Aunque esta publicación la hacen 54 años después de Inquietud, lo cierto es que nunca dejaron de escribir poesía e, incluso, transformaron sus escritos en música por medio de los discos compactos.
Stella Herbruger, de 92 años, lanzó el disco La Vida con los arreglos musicales de Álvaro Paz mientras que Doris Herbruger, de 86, produjo el disco Panamá Ayer y Hoy con diversas composiciones, tanto de su autoría como las de otros artistas. Por ejemplo, Carlos Eleta Almarán y Ricardo Fábrega. Todos versionados por la voz de Fabio Martínez.
Contar una vida
Doris Herbruger expresó que Vivencias de Dos Hermanas es un testimonio de lo que ambas vivieron durante muchos años durante distintas etapas de la vida.
“Hemos sido jóvenes, esposas y madres. Antes de eso, hemos sido también novias y enamoradas. En este libro están muchas cosas de nuestra vida (…) Además de eso hay críticas políticas. Hablamos de muchísimos temas, de todo un poco”, agregó.
Igualmente, resaltó que los poemas reflejan también los momentos de decepción que se pueden sentir, ya que no siempre “en la vida las cosas no salen como uno quiere”. “Es variado”, añadió su hermana Stella, quien aseguró que estos poemas son un profundo análisis de la vida misma.
“Se han pasado las décadas y se han ido volando. Se ha pasado la vida y aquí estamos pensando. Se nos fue la niñez, la juventud, la madurez. Se nos fue de las manos. Y están ya muy lejanos”, reza un fragmento del poema ¿Qué se hizo la vida?
Un reflejo social
Las hermanas también usan la poesía para abogar por la tolerancia entre las distintas religiones que conviven en el mundo, al tiempo que hacen una aguda crítica social, como, por ejemplo, con la poesía Pobrecita patria mía, de Doris Herbruger.
“¡Pobrecita patria mía!, qué tristeza da tu gente, ¡nunca van a conocer lo que es vivir decentemente. Pobrecitos son los niños, pobres los adolescentes, porque ya tienen, enfermos, su corazón y su mente. Nunca nadie les enseña la moral ni los valores, y en su casa sus ejemplos nunca son de los mejores”.
“Los maestros solo saben de tecnología y ciencia y cualquier otra enseñanza les causa indiferencia. Los padres de la patria tan sólo son padrastros. Sólo les importa despojar a sus hijastros. Prefieren mantenerlos por siempre en la ignorancia para que nunca puedan sentir intolerancia.”, prosigue.
Por su parte, Stella Herbruger dice en Mi patria: “Tú, la Patria que se agita y revienta. Tú, la pobre desvalida y sin ayuda. Tú, que miras en tus hijos luchas cruentas y sabes de la vida triste y ruda”.
