Una empresa israelí aspira a ser la primera en comercializar saltamontes a gran escala y convertirlos en un alimento sostenible en Tierra Santa y más allá.
En cuanto a si estos insectos ricos en proteínas son o no kosher, la respuesta no es sencilla. En un cobertizo que en el pasado sirvió de gallinero, miles de saltamontes revolotean en jaulas pequeñas y apiladas meticulosamente. Para Dror Tamir, director general de Hargol, “los saltamontes son la solución”. Preocupado por el impacto de la ganadería en el medio ambiente, Tamir creó la compañía hace seis años y medio y quisiera que fuera “la primera en el mundo en producir saltamontes a escala comercial para proporcionar una fuente de proteína más saludable y sostenible”.
Consciente de que estos insectos pueden resultar repulsivos, Hargol (saltamontes en hebreo) los transforma en polvo, que utiliza para elaborar barras energéticas, caramelos de gelatina, faláfeles (albóndigas de garbanzos) y galletas.
Con una población global que podría alcanzar los 10 mil millones para 2050, alimentar el planeta se convertirá en un desafío. Y los saltamontes podrían ayudar.

