Monika Lakatos, la primera artista gitana en recibir el prestigioso premio Womex, canta con pasión para perpetuar la tradición de su pequeña comunidad, los gitanos Oláh de Hungría.
“Me siento orgullosa de ganar este premio como gitana y húngara”, declaró la artista de 42 años, homenajeada el sábado por la World Music Expo, por su carrera.
Sucede en el palmarés a músicos de renombre como el senegalés Cheikh Lô o la estrella portuguesa del fado Mariza.
El jurado alabó su “expresión artística excepcional”, pero también “su papel social y su compromiso personal por mantener viva la tradición de los gitanos de Oláh”, según uno de sus miembros, Balazs Weyer.
“La pureza de su voz tiene un efecto inmediato, que se percibe en los ojos de quienes la escuchan”, afirma.
Con una sonrisa radiante y su cabello negro hasta la cintura, Lakatos interpreta un repertorio variado, con temas líricos y canciones que invitan a bailar.
El estilo Oláh da protagonismo a la espontaneidad y usa utensilios domésticos como instrumentos de percusión: jarras de agua, cuencos de madera o cucharas, todo ello en un contexto de beatbox (caja de ritmos humana que crea música al imitar sonidos).
“Es el alma de la música gitana”, subraya la artista, que quiere transmitir esta “cultura viva” a su hija única, que a veces actúa junto a ella.
“Es importante” perpetuar la tradición, “sino las generaciones futuras no tendrán más remedio que aprenderla en los libros o el colegio”.
Ella lo aprendió con primos y amigos, y a los 17 años ganó un concurso de talentos en un canal nacional.
Ahora le sobran proyectos: dirige la famosa agrupación musical Romengo, actúa con su marido músico y guitarrista, Mazsi Rostas, y promueve a jóvenes artistas femeninas para ayudarlas a hallar un lugar en una comunidad aun muy masculina.
Los Oláh gitanos llegaron de Rumanía en el siglo XIX, son unos 30 mil y viven en una zona rural en torno a la localidad de Nagyecsed (a 250 km de Budapest). Tradicionalmente eran comerciantes itinerantes de caballos; muchos viven en la miseria. Esta comunidad forma parte de los gitanos, que representan alrededor del 7% de la población de 9.8 millones de habitantes de Hungría. Suelen ser víctimas de discriminación.
Lakatos siente apego por su “doble identidad” de gitana húngara. Nació en Budapest pero tiene raíces en Nagyecsed y aunque rechaza entrar en política espera romper los prejuicios con la fuerza de su música. “Si la gente no conoce una cultura, puede albergar miedo o reticencias hacia ella”, dice. La música es un lenguaje común -añade- un puente que une a las personas.

