Las acusaciones de Enrique y Meghan sobre racismo en el Palacio de Buckingham son el último escándalo que sacude a la monarquía británica.
Dando prioridad al amor por encima del deber, el rey Eduardo VIII provocó un verdadero sismo al abdicar en 1936, tras 326 días de reinado, para casarse con Wallis Simpson, una plebeya estadounidense dos veces divorciada.
Lo sucedió su hermano, el rey Jorge VI, padre de la actual reina Isabel II, y el exsoberano fue repudiado.
Apodada la princesa rebelde, Margarita, hermana menor de Isabel II, hizo temblar las tradiciones de una familia real que le impidió vivir su gran amor.
1992 fue un annus horribilis para la reina, enfrentada a los problemas matrimoniales de tres de sus cuatro hijos. La separación más dura fue la del príncipe heredero, Carlos, y la princesa Diana, tras 11 años de tumultuoso matrimonio. Se divorciaron 4 años después.
El príncipe Andrés, su segundo hijo, se separó de Sarah Ferguson, fotografiada con los senos descubiertos en el sur de Francia junto a su asesor financiero. Se divorciaron en 1996.
La única hija de la soberana, Ana, se divorció de su primer esposo, Mark Phillips, tres años después de su ruptura en 1989.
La amistad de Andrés con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein le pasó factura cuando este, acusado de haber explotado sexualmente a menores, se suicidó en prisión.

