Por estos días, Roger Durling anda a velocidad supersónica, ya que del 1 al 11 de febrero se lleva a cabo la versión número 32 del Santa Bárbara International Film Festival (Sbiff), que este año presenta 78 largometrajes de ficción, 46 documentales y 19 cortometrajes.
Este oriundo de la ciudad capital, y que estudió primaria en el colegio San Agustín, es el director ejecutivo de este evento. “Soy encargado de las decisiones artísticas y económicas”, indica.
Organizar el Sbiff le toma a su equipo un año de labores. “Tiene varias secciones: películas documentales, extranjeras, de familia, latinas y españolas, de temas de justicia social, etc. También tomamos lugar después de las nominaciones del premio Óscar, así que usualmente le damos la bienvenida a alrededor de 30 artistas nominados a la estatuilla dorada. Nosotros damos premios a las películas por jurados y por el voto del público”.
De las producciones nominadas este año al Óscar destaca La La Land, Moonlight y Manchester by the sea, y de los filmes extranjeros estrenados en 2016 resalta The Handmaiden, Elle y Toni Erdmann.
“También tenemos muchos programas educativos”, explica Durling, quien además es profesor de cine en la Universidad de Santa Bárbara. “Así que usar al festival como una herramienta educativa es muy esencial para mí”.
Para Durling, el séptimo arte “es la mejor manera de romper fronteras. El denominador común para todos. Es una manera fantástica de lidiar con temas importantes y al mismo tiempo entretener. En la oscuridad todos somos iguales compartiendo un mismo sueño o fantasía”.
Por lo general, el Sbiff recibe alrededor de unas 3 mil producciones para ser evaluadas, y seleccionan unos 200 títulos. La actividad se da de la mano de patrocinadores privados. “Tenemos marcas muy grandes que les gusta alinearse al festival como Ugg, Dom Perignon, Belvedere y Toyota”.
Tienen ocho salas a su disposición. “Son de diferentes tamaños, de una salida pequeña de 150 butacas a un palacio de 2 mil butacas. También tenemos una sala de cine permanente, que es de nosotros, donde mostramos películas que elegimos a lo largo de todo el año”.
Como espectador, hablando del cine clásico se inclina por dos películas. La Novicia Rebelde (1965), del director Robert Wise, “fue una de las primeras películas que me llevó a ver mi mamá. Los paisajes, la música y el tema todavía me llenan mucho de emoción. Quizás es una de las películas que he visto más en mi vida. Llegué a conocer a uno de sus estelares, Christopher Plummer, con el Sbiff”.
El otro largometraje es 8 y 1/2 (1963), de Federico Fellini. “Es la historia de un director de cine que está teniendo una crisis artística y personal. Fellini es uno de mis directores favoritos porque combina el sueño con la realidad y la magia visual. Era un genio. Su personaje principal, Guido Anselmi, protagonizado por Marcello Mastroianni, hasta ha influido en cómo me visto”.







