En el verano de 1944, cientos de realistas asistieron a la apertura del Palacio Umaid Bhawan. Fue el último de su tipo. Tres años después, la India se liberó del gobierno colonial británico y más de 500 propiedades principescas -especie de principados semiautónomos gobernados por clanes reales- enfrentaron un futuro incierto.
La mayoría fueron devorados por la historia, pero la familia que construyó este palacio lo mantiene vivo, parte de él convertido en un hotel. “¿Cuántos sitios conoce en el mundo en los que pueda vivir con un marajá en la casa de al lado?”, preguntó el gerente general Mehrnawaz Avari. “La idea es tratar a nuestros huéspedes como si fuesen reyes y reinas”.
El palacio de 347 salas, considerado una de las residencias más fastuosas del mundo, fue usado en la filmación de Viceroy House (La casa del virrey), una cinta del director Gurinder Chadha que se estrena mañana viernes en la India. Repasa los últimos días del imperio británico en India y la sangrienta separación de lo que hoy es Pakistán en 1947.
La estructura en la ciudad occidental de Rajasthani, conocida por sus artesanías tradicionales, fue nombrada en homenaje al marajá Umaid Singh, el último rey de la dinastía Marwar-Rathore. Encargó el proyecto en 1929 con un “espíritu de grandeza”, según un allegado a la familia real, Karni Singh Jasol. “Tenía una personalidad avasalladora”.
Después de la independencia, la mayoría de los principados indios se incorporaron a la república democrática y con el tiempo fueron cediendo todos sus títulos y su autonomía. En 1971 se quedaron sin un dinero que les suministraba el Estado y las viejas familias reales cayeron en un caos. Muchas conservaron sus propiedades, pero las perdieron por distintas disputas. “Las propiedades que heredaron eran verdaderos elefantes blancos”, dijo Jasol. “Las familias reales tenían muchas posesiones, pero escasa liquidez. No tenían dinero en el banco como para hacer de sus propiedades algo grandioso o mantenerlas en el futuro”.
Los Singh de Jodhpur no solo las mantuvieron, sino que las hicieron prosperar. El nieto del último marajá, Gaj Singh, tenía 4 años cuando su padre falleció en un accidente aéreo, dejándolo como único propietario de ese y otros bienes de la familia, incluido el fuerte de Mehrangarh.

