El español debe tener correspondencia entre el sistema gráfico y el fonético (escritura y sonido).
Así, y solo si es necesario (es decir, si no existe en nuestro idioma) toma la palabra extranjera (o extranjerismo) y adapta su escritura al nuestro, a la pronunciación original (la escribimos como suena).
Palabras como freezer, muffler, poker, record y sexy (del inglés), dossier (del francés), y paparazzi (del italiano), han pasado a ser ´frízer´, ´mofle´, ´póker´, ´récord´, ´sexi´, ´dosier´ y ´paparazi´.
Observe que, además de las características fonéticas (el cambio en el sonido), hay adaptaciones ortográficas.
Así, ´póker´ y ´récord´ se tildan según las reglas generales de acentuación (palabras con acento prosódico en la penúltima sílaba terminadas en consonante diferente de ´n´ o ´s´).
En español, /y/ representa al sonido vocálico /i/ cuando, al final de la palabra, va unido a vocal (´rey´ y ´buey´) o como nexo (´Pedro y Juan´). Por eso, ´sexi´ se escribirá con /i/.
En Panamá, como en todo país hispanohablante, casi no hay referencias a la palabra ´güisqui´ o su plural ´güisquis´, con la adaptación de whisky propuesta por el Diccionario panhispánico de dudas, donde se reconoce su escaso uso, y se sugiere escribir whisky con “resalte tipográfico”.
Igual sucede con la adaptación de la palabra francesa ballet. Así de sencillo: “Recibió clases de ´balé”. Este uso es minoritario.
Otros extranjerismos pasaron la prueba y hoy, sin resistencia alguna, los escribimos en español: ´buró´, ´coñac´ y ´champán´, ´champaña´ (del francés boreau, cognac y champagne), ´bazuca´, ´eslogan´, ´estatus´, escáner y ´yanqui´ (del inglés bazooka, slogan, status, scanner y yankee), ´yogur´ (del turco yogurt) y ´confeti´ (del italiano confetti).
La Academia dice:
Debemos estar al día en cuanto a las novedades del Diccionario de la Real Academia Española. Es necesario que un hispanohablante culto procure el uso sugerido.
