Los príncipes Guillermo y Enrique rindieron ayer un emotivo homenaje a su abuelo Felipe, esposo de la reina Isabel II, cuya muerte a los 99 años los reunió por primera vez desde que el menor abandonó la familia real británica, creando especulaciones sobre una posible reconciliación familiar.
Tras llegar a Londres procedente de California, donde vive ahora con su esposa Meghan, Enrique, de 36 años, se refirió a su difunto abuelo como un “hombre de servicio, honor y gran sentido del humor.” Su hermano Guillermo, de 38 años, segundo en la línea sucesoria al trono tras su padre Carlos, afirmó que echará de menos a este “hombre extraordinario.” “Sé que hubiese querido que siguiéramos adelante con nuestro trabajo”, agregó.
El fallecimiento de Felipe el pasado viernes dejó un “gran vacío” en la vida de Isabel II, con quien estuvo casado 73 años, afirmó su hijo Andrés, retirado de la vida pública desde 2019 tras el escándalo provocado por su amistad con el fallecido financiero estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de tráfico de menores.
Eduardo, cuarto y último hijo del príncipe Felipe e Isabel II, habló por su parte de la “terrible conmoción” que la familia intenta asumir.
La víspera, el heredero de la corona, Carlos, de 72 años, confesó que añoraba mucho a su “querido papá.” “Sabes que va a ocurrir, pero nunca estas preparada”, dijo su hermana, la princesa Ana.
Debido a la pandemia, el funeral del príncipe, que se celebrará el sábado en el castillo de Windsor, solo podrá acoger a 30 personas de su círculo privado.

