Los glaciares del mundo experimentan un retroceso continuo en los recientes decenios, empujados por el calentamiento global, pero en los Andes la situación es de las más dramáticas: si la degradación avanza al ritmo actual, los glaciares andinos de baja altitud perderían entre el 78% y el 97% de su volumen para finales de siglo.
“Los glaciares son indicadores sensibles del cambio climático, ya que responden con rapidez a los cambios de temperatura y precipitaciones. El rápido retroceso de los glaciares tropicales en los Andes se considera uno de los indicadores más visibles del calentamiento de la Tierra”, añade el Atlas de glaciares y aguas andinos: el impacto del retroceso de los glaciares sobre los recursos hídricos, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) durante la Conferencia de las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el mes pasado en Polonia.
Los glaciares, destaca el estudio, al almacenar agua en las montañas, desempeñan una función crucial: proporcionar agua a más de 75 millones de personas de la región tropical y a otras 20 millones de personas en las cuencas inferiores.
Subida de la temperatura
El documento amplía: “Los glaciares desempeñan una función importante en la hidrología de los Andes, en especial en las regiones áridas o semiáridas. Dada su capacidad para almacenar agua durante los períodos más fríos y liberarla en forma de agua de deshielo durante la estación seca, sobreviven a los períodos áridos y actúan como reserva para los asentamientos humanos y los ecosistemas naturales. La reducción de la masa glaciar influye negativamente en la capacidad de un glaciar para servir de almacén de recursos hídricos”.
Cifras del retroceso
Las montañas de Venezuela contaban a mediados del siglo XX con 10 glaciares, y según recientes investigaciones, solo queda uno, el glaciar Humboldt, con una superficie de 0.1 km2. Las proyecciones más optimistas indican que el glaciar está en la recta final de su agonía y en 2021 ya no existirá.
En Colombia, la pérdida de glaciares se ha intensificado desde mediados de la década de 1980, con la desaparición de ocho glaciares antes del fin del siglo XX.

Por los lados de Ecuador, los glaciares del Cotopaxi han mermado su superficie en un 52% entre 1976 y 2016.
El análisis en Perú se realizó por medio de fotografías aéreas que mostraron que los 722 glaciares de la cordillera Blanca ocupaban para 1970 una superficie de 723.4 km2 y a finales del siglo XX la extensión era inferior a los 600 km2.
Cifras desde Bolivia indican que los glaciares del monte Charquini, en la cordillera Real, habían retrocedido entre el 65% y el 78% de su volumen en los últimos decenios.
¿Qué hacer? El estudio apunta que la adaptación es fundamental para mantener las sociedades y los ecosistemas saludables frente al cambio climático: “A medida que disminuya la capacidad de almacenamiento de agua de los glaciares, será fundamental explotar al máximo otras oportunidades de acumularla. Por ejemplo, los ecosistemas húmedos andinos de los páramos son de gran importancia para el almacenamiento hidrológico. Por consiguiente, es fundamental encontrar modos que respalden y mejoren el almacenamiento hidrológico natural y la capacidad de regulación de los ecosistemas, con medidas tales como la restauración y la adaptación de estos”.

