Detrás de Fuleco, la mascota que desde hoy recibe a millones de turistas e hinchas por la celebración del Mundial Brasil 2014 en la nación de la samba y la batucada, hay una historia de supervivencia.
Esta figura representa a un armadillo de tres bandas (Tolypeutes tricinctus), una especie autóctona del país sureño que se encuentra amenazada. Su nombre Fuleco surge de una combinación entre las palabras “fútbol” y “ecología”.
Se trata de una de las dos únicas especies de armadillo que es capaz de enrollarse para formar una bola apretada cuando sienten peligro. Al hacerlo, sus orejas se guardan en el caparazón, mientras que su cabeza y su cola se entrelazan para cerrarlo completamente. Cuando se siente amenazado, este armadillo no cierra su caparazón del todo, sino que aguarda hasta sentir un contacto para hacerlo.
De acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se trata de un animal cuyo estado de conservación se califica como “vulnerable”, ya que su población ha tenido un descenso de más del 30% entre los últimos 10 a 12 años.
Este armadillo está amenazado por la sobreexplotación (cacería) y la pérdida del hábitat debido a las plantaciones de caña de azúcar y de soya, afirma el biólogo Rafael Samudio, presidente de la Sociedad Mastozoológica de Panamá.
El Tolypeutes tricinctus es un mamífero endémico de la región noreste de Brasil, siendo su mayor hábitat la Caatinga, un lugar árido de matorrales, uno de los ecosistemas con menor protección ambiental de esa nación.
Por tal fin, un grupo de unos 35 científicos de Brasil, bajo la coordinación del Instituto Chico Mendes, propuso al Gobierno del país y a la FIFA un plan de conservación que consiste en brindarle más protección al área donde este vive, registró la agencia EFE.
De los 731 mil 981 kilómetros cuadrados de la superficie en que vive este armadillo, solo el 4.6% de esta región está protegido, según una publicación de la revista Biotropic.
Por ello, proponen un programa de “goles con causa”; es decir, que por cada gol alcanzado durante el Mundial se protejan 10 kilómetros cuadrados de la Caatinga.
La meta de Fuleco es que en esta fiesta deportiva se proteja su especie, por lo que lleva su caparazón pintado de azul, representando la diversidad ecológica de Brasil. Conozca más sobre el mensaje de esta mascota.
