Gorgona. Corregimiento del distrito de Chame y destino de cientos de bañistas que disfrutan de sus playas.
Es la referencia instantánea que llega a los panameños cuando se les pregunta por Gorgona. Pocos vinculan el término con el pueblo indígena que en tiempos de la colonización se asentó a orillas del Chagres y que abrió una vía de comunicación terrestre que se conectaba con la ciudad, ya establecida en San Felipe, comparte el explorador y conservacionista Luis Puleio, integrante de la Fundación Rutas Coloniales de Panamá.
Esa senda trazada por los indígenas y recubierta de piedras más adelante por órdenes de la corona española es el Camino de Gorgona, otra ruta colonial de Panamá, al igual que los más conocidos Camino Real y Camino de Cruces.
Si en la actualidad muchos panameños han oído hablar muy poco o nada de los caminos Real y de Cruces, el Camino de Gorgona les resultará un completo misterio, sentencia Puleio, de 69 años.
El pueblo de Gorgona se formó gracias a los indígenas que fueron traídos desde la isla la Gorgona de Ecuador, apunta el docente e historiador Alfredo Castillero Calvo, investigador del pasado colonial y autor de libros que recogen sus estudios, entre ellos Conquista, evangelización y resistencia y La ruta transístmica y las comunicaciones marítimas hispanas, siglos XVI a XIX.
Mientras que la primera referencia del Camino de Gorgona aparece en 1735 en un informe del capitán Nicolás Rodríguez al reino español, detalla Puleio, quien tras unos 10 años buscando los vestigios de las rutas coloniales del país, ha logrado identificar casi en su totalidad la antigua y desconocida vía.
VEA: El olvidado Camino de Gorgona







