La cultura, específicamente las manifestaciones que se promueven y comparten como fuente de enriquecimiento personal y colectivo, está sufriendo un fuerte impacto durante una pandemia que aún mantiene muchas incógnitas, apunta el escritor Sergio Ramírez.
El autor, periodista, abogado y político nicaragüense, fue el primer centroamericano en recibir el Premio Cervantes en 2017 (el mayor honor dedicado a la literatura en español) y fue uno de los invitados de honor de la reciente Feria Internacional de Libro de Panamá, edición virtual.
Desde su residencia en Managua, donde Ramírez ha pasado estos meses de aislamiento entre páginas e historias, analiza las secuelas colaterales de la crisis global detonada por el nuevo coronavirus.

¿Qué le ha parecido, hasta ahora, la adaptación de ferias y demás actividades culturales, a los distintos canales digitales?
Es la primera vez que participo en una feria literaria digital, un escenario que al principio sorprende, pero que se irá haciendo habitual para todos en la medida que la situación por la pandemia se mantenga. Hay que buscar las ventajas de este tipo de comunicación y una es la capacidad multiplicadora, al llegar a miles de personas más, no solo en Panamá, en este caso por la feria nacional del libro, sino a muchos otros países. Mientras que en una sala tradicional, caben los que caben.
Nosotros [en Nicaragua] desde el principio de la pandemia en marzo, medimos que iba a ser muy difícil hacer el Festival Centroamérica Cuenta de forma presencial, como estaba planificado para julio de este año en Guatemala, así que empezamos a ensayar con nuevas formas para no renunciar a él. Y ya llevamos unos 60 eventos virtuales de Centroamérica Cuenta y tenemos muchos más programados para el resto del año, con clases y talleres virtuales.
Esto no quiere decir que renunciamos al festival presencial, que fue reprogramado para julio de 2021 en Guatemala, en el marco de la feria del libro nacional, como sus invitados de honor, pero no sabemos cómo vamos a estar [con la pandemia] cuando llegue ese momento.
Si la pandemia es controlada finalmente, ¿cuándo podría llegar a Panamá una edición del Festival Centroamérica Cuenta?
Teníamos programado realizar el festival en Panamá en 2021, pero debemos intentar nuevamente en Guatemala y luego en Panamá en 2022. La idea es hacer el festival durante la feria del Libro de Panamá; tenemos que hablarlo con el Ministerio de Cultura, la feria sería el marco natural del festival.
¿Cuáles son, a su juicio, los impactos colaterales más notables que está dejando la pandemia?
Uno de los fenómenos más grandes es la forma en la que nos comunicamos, como el teletrabajo y todo lo que se está adaptando a internet. Aparte de todo el deterioro de la economía, que será muy fuerte en toda la región (...) Estas consecuencias se acumulan. Y sufre la cultura, pues al haber menos recursos que alimenten los presupuestos de los países, generalmente la cultura es de las más castigadas, pues se le considera prescindible. Siempre es así en las grandes crisis.
En el caso de un escritor, ¿esta situación (aislamiento general) es la idónea?
Si uno ve esto con cierto egoísmo y desde el trabajo individual, son las mejores condiciones para quienes escribimos. Siempre he pensado que escribir implica un proceso de encierro. Y ya no hay que ir a viajes, yo paso mucho tiempo viajando y ahora esa agenda está en pausa. Dispongo de mucho más tiempo para escribir. Hay angustia, claro, pues no sabemos a dónde vamos, pero me he concentrado en escribir. En junio pasado terminé el borrador maestro de una novela. Lo cerré para dejarlo reposar y regresar a él en septiembre para tener la historia lista a final de año. Es la tercera novela negra de la serie que empezó con El cielo llora por mí.
¿Qué ha cambiado para usted o para la dinámica de su trabajo desde que le concedieron el Cervantes? ¿O no necesariamente cambia algo?
Sí, se abren muchas puertas, pero lo que pasa es que cuando recibes un premio como el Cervantes, significa que ya no eres tan jovencito [ríe]. Entonces, no es fácil seguir “nuevos caminos” o emprender. Pero si hay mucha más atención de los lectores. Quizá el escritor ganador era conocido, pero no tanto, y tras el premio, los libros llegan a más gente, sobre todo en el mercado en español.
Y que [el premio] te saca del encierro. Yo llevaba más de un año viajando por compromisos del premio, hasta que se suspendió por la pandemia.

