Del tembleque y sus evoluciones

Del tembleque y sus evoluciones
El juego de tembleques está conformado por 12 pares. Sin embargo, dependiendo del tamaño de la cabeza y el volumen del cabello, el número de piezas suele aumentar. LA PRENSA/Gabriel Rodríguez/ May

La sequía o los cambios en el clima pronto hicieron mella en los jardines que funcionaban como fábricas de accesorios femeninos para la pollera.

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El juego de tembleques está conformado por 12 pares. Sin embargo, dependiendo del tamaño de la cabeza y el volumen del cabello, el número de piezas suele aumentar. LA PRENSA/Gabriel Rodríguez/ Maydée Romero Sprang.

Con la progresiva escasez de las flores, se activó entonces el ingenio por replicar aquellos pétalos que engalanaban las cabelleras de las damas.

“Las mujeres fueron muy creativas y comenzaron a imitar las flores en los tembleques, y no solo las flores sino ciertos animalitos como mariposas, palomas, alacranes, caballitos de mar o los pavos reales”, comenta la folclorista Norma de Testa, quien conoce estos detalles debido a su crianza en el pintoresco pueblo de Las Tablas en la provincia santeña.

Las creaciones fueron dando origen a nuevas formas en el tembleque, cuyo nombre obedece a la movilidad de su estructura.

Se elaboran con alambres fáciles de doblar como el gusanillo, y un resorte provee en ellos el movimiento característico que hace brillar la cabeza de la empollerada cuando baila o al caminar.

“Para hacer un tembleque hay que tener conocimientos de la misma naturaleza, ya que las flores están compuestas de una serie de partes como los pétalos, pistilos, estambres, el pedúnculo, las hojas y tallo. Se puede decir que las primeras en inventarlos eran damas muy observadoras de su entorno”, afirma la docente.

Entre los primeros materiales se utilizó el gusanillo con perlas, luego el gusanillo combinado con escamas de pescado por su llamativo color tornasol.

Usar escamas de pescado para la elaboración de estos accesorios es un trabajo delicado, que se inicia con la selección de las escamas más grandes del pez mero.

“Se deben lavar con limón y sal, luego se colocan al sol, procurando no exponerlas hasta tostarlas, pues se pueden arruinar. Finalmente se pasan por un poquito de jabón para librarlas del olor a mar”, recomienda.

Las escamas con el paso del tiempo suelen tornarse amarillentas, por lo que será necesario lavarlas y luego ponerlas al sol cada seis meses. Los tembleques de escamas son livianos, ideales para las mujeres con poco cabello o de hebra fina o delgada.

Por otro lado, los tembleques confeccionados con gusanillos y perlas son más convenientes en las cabelleras más abundantes.

Los hay también elaborado con telas vaporosas o con satén, los cuales evocan la forma de un botón de rosa.

Uso correcto

Un juego de tembleques consta de 12 pares que se colocan a cada lado de la cabellera distribuida en dos secciones.

Las piezas que deben estar presentes en un juego de tembleques son las tapaorejas o ventarrones, zoquetas (que se colocan en las partes que quedan huecas en la cabeza), las pendejas, mariposas, pencas en forma de pavito y tapamoños o tapapelotas.

“La colocación correcta del tembleque consiste en que cada pieza pueda ser apreciada por igual”, distingue de Testa, quien advierte de que sobrecargar la cabeza de tembleques impide apreciar la belleza del rostro de la empollerada.

Novedades

Osiris Carrasco, quien dedica su tiempo libre a la confección de tembleques, cuenta que entre las novedades se encuentran aquellos tembleques que se hacen con perlas de colores variados, con cristales de roca o con swarovski.

Su costo puede oscilar entre 450 dólares y mil 200 dólares, dependiendo de los materiales.

De Testa ha llamado a estos tembleques los “no tradicionales”. Pese a que reconoce que está creciendo el interés en la confección del tembleque, asegura también que se está desvirtuando su sentido original. Señala como errores más comunes: exagerar el tamaño y la carencia de movilidad.

De la evolución, Osiris Carrasco comenta que “en cierto grado se pierden las tradiciones antiguas, debido a que antes los tembleques no llevaban brillo; al bailar se movían más, pero los cambios son buenos y embellecen aún más nuestro vestido nacional”.

Con la corriente conservacionista, también ha surgido el uso de plástico reciclado para la elaboración del denominado ecotembleque. Su promotora, la catedrática Isibel Solís Corro, afirma que este tembleque tiene la característica de ser 50% más económico y liviano para uso de las niñas.

El ecotembleque conlleva los mismos pasos en su elaboración, solo que los pétalos se reemplazan por material plástico blanco o de colores y se decora con perlas.

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