Dentro del concepto actual de lo que es la novela negra caben muchos tipos de propuestas. En ese espacio enmarca Juan David Morgan su obra Los susurros.
“Ya no se trata de novelas policíacas, como se inició el género, sino de intrigas que envuelvan un hecho criminal. En mi novela hay un investigador privado a quien el personaje principal le pide indagar diferentes acciones delictivas. Dentro de un tiempo la crítica no va a hablar de novela negra a secas sino de diferentes colores de novela oscura. Si así fuera hoy, Los susurros sería una novela gris”, expone.
“En Panamá la novela negra está en sus inicios. En el resto de Latinoamérica ya existe un buen número de novelistas que escriben, aunque alejándose de las originales surgidas en Estados Unidos y Francia, que requerían un detective y un crimen, normalmente violento. La novela negra era antes más gansteril, como las de Chandler y Hammeth”, anota.
En Latinoamérica le vienen a la mente Leonardo Padura (Cuba), Paco Ignacio Taibo (México), Ricardo Piglia (Argentina), Alonso Cueto (Perú) y Arquímedes González (Nicaragua).
Le resulta difícil establecer diferencias entre lo que se hace en Panamá y lo que se redacta en el resto de América, “porque también allá hay divergencias en cuanto al contenido de la novela negra. La de Padura, por ejemplo, es menos negra que la de Taibo, y ambas son menos negras que las que dieron origen al nombre”.
Mientras que en España se escribe “mucho más que en Latinoamérica y con mayor éxito en las ventas. Pero los grados de negritud siguen marcando una diferencia. La historia de cada uno de los países ha determinado que la novela negra de Argentina de la época de los desaparecidos bajo el régimen militar, sea diferente de la española escrita alrededor de la Guerra Civil y los abusos del franquismo. Lo mismo podría decirse de la época de Pinochet, en Chile, y así sucesivamente”.
Morgan es admirador de clásicos como Agatha Christie, Stanley Gardner y George Simenon. “Desde hace un tiempo comencé a leer la novela negra actual, pero no creo haber leído lo suficiente para poder determinar influencias”, estima.
“La novela negra, con su suspenso y sus intrigas, es quizás la más entretenida de las lecturas. Aunque hay muy buenos literatos que practican el género, en realidad el escritor de novela negra, aparte de mantener en tensión al lector, no tiene que preocuparse tanto por una literatura depurada, aunque muchos lo hacen”, plantea.
Le parece un acierto que la Feria Internacional del Libro le dé cada vez más protagonismo a la novela negra. “Lo que se pretende, a la larga, es convertir a Panamá en un punto de encuentro de escritores de novela negra contemporánea. Aspiramos en que algún día tengamos en Panamá una semana negra, como las que existen en varias ciudades españolas”.
