La figura de un joven Roberto Durán, con sus guantes de boxeo y los colores de la bandera nacional al fondo, resalta en una pared de tres pisos en una esquina recóndita de El Chorrillo. Es la primera obra finalizada del Panamá Mural Fest, iniciativa artística que se desarrolla del 20 al 26 de mayo y con la meta de elaborar 30 murales de gran tamaño.
Las obras se confeccionan en las calles de Santa Ana y El Chorrillo con la finalidad de agregar un valor a paredes y muros dentro de comunidades donde el arte no suele tocar la puerta, explica el artista Disem305, gestor del festival en mancuerna con su colega Dreps.
Los murales de los 500 años de la ciudad
Una vez todos los murales estén listos al final de la semana, quienes quieran verlos podrán hacer el circuito en los alrededores de la avenida Central. Una “ruta-museo” al aire libre, definió Disem305.
De los trazos y colores con pintura aerosol se encargan unos 30 muralistas de España, Estados Unidos, Dinamarca, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Canadá y Panamá.
El artista costarricense Obando Samuel trabajaba en un mural protagonizado por una rana de ojos rojos en una esquina de avenida B, mientras que el panameño Madmagoz8 hacía lo propio en la subida de Salsipuedes.
Los diseños no deben abordar enfoques políticos ni religiosos. A partir de allí, los mensajes son libres según la inspiración del autor en aras de fomentar un intercambio cultural, destaca Disem305, quien prefiere que le llamen solo por su seudónimo artístico.

De raíces panameñas y radicado en Miami, Estados Unidos, Disem305 ha palpado la expectativa y efecto que se genera en los residentes de comunidades vulnerables cuando ven el arte en acción. “Se interesan e involucran en un proyecto que embellece su barrio. Hay una dinámica positiva en niños y adultos”, describe.
Este año se pintan espacios en Santa Ana y El Chorrillo y el siguiente en otras áreas de la ciudad. La idea, explica, es establecer el festival con una periodicidad anual, pese a las complicaciones, reconoce. “No ha sido fácil. Tocamos muchas puertas y algunas se cerraron tras haber prometido apoyo”.
“Tenemos que contribuir cada vez más para crear los espacios donde el individuo desarrolle su creatividad a su máxima expresión, apoyando producciones culturales de calidad comprometidas con los valores y costumbres, que sean un espejo de nuestra identidad y solo esto se puede lograr creando conciencia en la comunidad”, comparte Ricaurte Martínez, de la Universidad del Arte Ganexa, uno de los patrocinadores de la actividad.


