En el tratamiento de las infecciones urinarias, hay un punto que los especialistas recalcan: el uso adecuado de los antibióticos.
A veces se usa un antibiótico, “que es una escopeta para matar una hormiga, y lo que hacemos es crear resistencia; cuando se necesite usar un antibiótico para una infección más fuerte, ya no va a funcionar”, expresa Celeste Alston, vicepresidenta de la Sociedad Panameña de Urología (SPU).
Los antibióticos son necesarios en el combate, pero su uso debe ser bien empleado, bajo normas de diagnóstico médico científico, cultivos, identificación de bacterias o espectro de resistencia, señaló el médico mexicano Carlos Amábile, quien participó en un evento organizado por la SPU.
Si no se discrimina el uso de antibióticos para tratar este mal, el paciente se podrá curar una vez; pero si la enfermedad es recurrente, no funcionará de la debida forma más adelante.
Otra recomendación es el cambio de hábitos, como aumentar la ingesta de líquidos y no aguantar las ganas de orinar, dice Alston.
En el caso de los niños, el grupo de edad más afectado es el menor de 24 meses, puesto que los síntomas no son específicos, indica la infectóloga Kathia Luciani. Debe sospecharse en caso de fiebre no asociada a otros síntomas o bien fiebre asociada a vómitos, detalla. Y en el niño mayor, si se presentan los síntomas típicos como fiebre, ardor o dolor al orinar, añade.
Datos del Hospital del Niño, ofrecidos por la doctora Dora Estripeaut, y del Hospital de Especialidades Pediátricas indican que el uropatógeno más frecuente es E. Coli, seguida de Kpneumoniae, igual que en otros países.
Con los niños se presenta una alta tasa de resistencia a antibióticos, como la ampicilina, amoxicilina y el trimetoprim con sulfa. Esto ocurre, entre otras cosas, por la presión de los padres para que el niño reciba antibióticos por cuadros banales.
Los especialistas recalcaron estar pendientes para diagnosticar la infección urinaria a tiempo y evitar el uso inadecuado de antibióticos.
