Ernest Borgnine no era un galán clásico al estilo de otros actores de su generación, como Robert Mitchum o Dean Martin.
Pero este señor que laboró en 203 proyectos audiovisuales, entre cine y televisión, fue uno de los intérpretes estadounidenses más versátiles y queridos por la audiencia norteña, ya que igual podía encarnar ante la cámara a un tipo rudo y sin corazón y luego en su siguiente proyecto entrar en la piel de un personaje encantador o hacer reír al ser un confiado que debe saldar una deuda a toda costa.
Don Ernest murió el domingo pasado a los 95 años en el hospital Cedars Sinai, ubicado en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos.
La historia del séptimo arte mundial lo recordará por largometrajes como el western The Wild Bunch (1969), la comedia McHale´s Navyla, la cinta de acción The Dirty Dozen (1967), el filme de intriga Bad Day at Black Rock (1955) y el drama bélico From Here to Eternity (1953).
En la pantalla chica tuvo también sus méritos al participar de programas como Airwolf (Lobo del aire).
De forma injusta solo obtuvo una sola nominación al premio Oscar, aunque se llevó esa codiciada estatuilla dorada por Marty (1955), un drama romántico dirigido por Delbert Mann, en el que Ernest Borgine hacía las veces de un carnicero al que le costó mucho encontrar a su media naranja.
