Ya no estamos en Asbury Park: las entradas con mejor ubicación para Springsteen on Broadway ahora ya llegan a 10 mil dólares en StubHub.
Hasta una localidad barata cuesta mil 400 dólares. No importa que en la entrada diga 75 dólares.
Obviamente, las entradas de 2.50 dólares, en tiempos de Rosalita, desaparecieron en los años la década de 1970. Pero la presentación de The Boss en el Walter Kerr Theater de Broadway es solo el último ejemplo de cómo los revendedores de entradas actuales, alias especuladores, contribuyen a llevar los precios a niveles de “me estás tomando el pelo”. Y en Wall Street, lógicamente, quieren entrar en acción.
Las entradas, ya sea para Bruce, Adele o Hamilton parecen algo seguro tan seguras y líquidas como las letras del Tesoro estadounidense, solo que mucho más lucrativas. Que hablen de la inelasticidad de los precios. Y el negocio es enorme: aproximadamente 15 mil millones anuales.
El discurso de venta es viejo. Los supuestos estafadores normalmente les dicen a sus presas que tienen información de primera mano sobre una inversión, en este caso, entradas con mucha demanda. Las presas entregan dinero y ¡puf! desapareció.
Hasta gente que sabe de dinero, como Paul Tudor Jones y Michael Dell, fueron supuestamente engañados como afuerinos en Times Square.
El caso más reciente implica a Craig Carton, el popular e irreverente locutor radial deportivo. Este mes lo arrestaron, acusado de participar en una estafa multimillonaria en dólares relacionada con entradas para Adele, Barbra Streisand y Justin Bieber.
Carton consiguió que Doug Pardon, importante socio en el fondo de cobertura Brigade Capital Management LP, persuadiera a sus colegas de prestar 10 millones de dólares para el negocio de reventa de entradas de Carton.
La firma, que había invertido en Vivid Seats LLC, una firma de capital cerrado, pensó que Carton tenía las conexiones necesarias para comprar bloques de entradas baratas para reventa, según una persona con conocimiento del tema.
Pero Carton usó parte del dinero de Brigade para pagar sus deudas de juego, dijeron los fiscales.
Carton se declaró inocente y negó rotundamente las acusaciones.
Brigade y Pardon se negaron a hacer declaraciones.
No es la primera vez que inversores presuntamente sofisticados son atraídos con promesas de retornos elevados y conexiones con celebridades.
Los administradores de fondos son particularmente susceptibles en la actualidad en tanto salen a buscar inversiones en un mundo de tasas de interés bajas.
Los casos ponen de relieve el lado oscuro de un negocio de reventa en gran medida no regulado.
Mientras los fanáticos se quejan de que las entradas escasean y son caras en sitios populares como StubHub, TicketIQ y Seat-Geek, el potencial para el fraude a los inversores se ubica más del lado de los agentes del sector, donde se recauda el dinero de los inversores para financiar las compras de entradas.
“Dado lo ocurrido en los últimos seis meses, debería darle vergüenza si usted es un fondo de cobertura e invierte en agencias de entradas”, dijo Jesse Lawrence, fundador del mercado de reventa TicketIQ.
“No lo haga, a menos que pueda verificar en un 100% cómo consiguen las entradas”, apunta.