Cuando se trata de prevenir la diabetes mellitus —enfermedad en que los niveles de azúcar en sangre se elevan— pesa más en la balanza la práctica de una dieta balanceada que el hecho de tener el componente hereditario de desarrollarla.
Así lo planteó el endocrinólogo mexicano Enrique Caballero, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard en Boston, Massachusetts, en una conferencia que brindó en el XIV Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud.
Expuso que de acuerdo con la evidencia científica se ha demostrado que si una persona con prediabetes —niveles de glucosa en sangre por encima de los valores normales, pero no son tan altos como para llamarse diabetes— logra disminuir su peso en 10%, reducirá en 58% su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, la más común.
Aunque se tenga el factor genético, llevar un estilo de vida activo “disminuye el riesgo significativamente”, manifestó Caballero, quien además es investigador clínico en el Centro de Diabetes Joslin, en Boston (la institución de mayor reconocimiento por su dedicación exclusiva a la diabetes en el mundo), afiliado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
Caballero dijo, en entrevista con este diario, sentirse motivado a enseñarle a los futuros médicos en formación a conocer no solo la importancia de “la parte biológica del ser humano” en el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, sino también “la parte social, cultural y emocional” de los pacientes que los lleva a padecer estos males.
Esta docencia la imparte desde la Iniciativa en Diabetes para los Latinos del Centro de Diabetes Joslin, que fundó y dirige desde 2002, la cual describe como “un esfuerzo que hemos realizado para ayudar a la comunidad latinoamericana que vive en Estados Unidos, pero también en América Latina a través del desarrollo de programas educativos para los profesionales de la salud y para los pacientes, con el fin de crear más conciencia sobre la diabetes y sus complicaciones”.
En Estados Unidos, por ejemplo, los latinoamericanos tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes que la población blanca no hispana, dice. “El 22% de todos los latinos adultos en Estados Unidos tiene diabetes, contrastando con el 11% de la población estadounidense, es decir, el doble”.
Lamenta que la población mundial esté ganando peso cada vez más. “Nuestra comida, que es deliciosa, no es necesariamente la más saludable, porque es muy rica en carbohidratos y grasas. Desde el punto de vista cultural nos ha costado trabajo alejarnos de eso; no es necesario abandonarla por completo. Sí se puede conservar nuestra cultura, pero hacer las cosas mejor”.









