Una recarga de energía en la cima de la Pirámide del Sol

Con los brazos extendidos en paralelo mirando al sol, los visitantes se cargan de energía según manda el ritual en la pirámide más alta de la antigua ciudad de Teotihuacan.

Con 63 metros de altura y 250 escalones, la Pirámide del Sol es la tercera pirámide más grande del mundo.

En volumen, triplica a la egipcia Keops. Nadie sabe todavía hoy con exactitud quién levantó Teotihuacan, aunque sí se sabe que fue una civilización precolombina. Durante sus años de esplendor, se concentraban 125 mil habitantes en casas de madera, y ya en el año 700 d.c. no quedaban habitantes en la zona.

En 1300 d.c., cuando llegan los aztecas, se encuentran la ciudad deshabitada. Ellos piensan que fue construida por un dios, y le dan el nombre de Teotihuacan, que significa “ciudad de los dioses o ciudad donde nacieron los dioses” en lengua náhuatl.

A principios del siglo XX los arqueólogos hallaron las pirámides enterradas bajo un manto de maleza y todavía hoy se pueden apreciar construcciones escondidas por la naturaleza al borde de la calzada de los muertos: una avenida ancha y rectilínea de casi dos kilómetros de longitud.

A lo largo de la calzada de los muertos se alinean las construcciones más importantes de Teotihuacan, la metrópolis que un día llegó a ocupar 21 km2: la Pirámide de El Sol, la Pirámide de la Luna y Quetzalcoalt.

Teotihuacán se coloca en el puesto número uno de ruinas más visitadas de México, antes incluso que de Chichén Itzá. Tal vez su proximidad con la capital del país influya (35 km al norte de la ciudad).

En apenas 45 minutos, a través de la carretera hacia Pachuca, es posible acceder a las ruinas. En la entrada del complejo, decenas de guías turísticos reciben al visitante y a los pies de cada una de estas pirámides, se congregan vendedores dispuestos a acompañar arriba al forastero con tal de vender una de sus piezas.

Las artesanías más populares en el área son las fabricadas con oxidiana, una roca volcánica brillante. Precisamente con oxidiana decoraban originariamente los ojos de los bustos que adornan la pirámide de Quetzalcoalt. 365 cabezas que representaban los días del año rodeaban Quetzalcoalt.

Y Quetzalcoalt quiere decir serpiente emplumada y representa la fertilidad de la tierra. También se puede apreciar la representación del dios agua.

LOS COLORES

El color de Teotihuacan hoy es del color de la tierra, pero en la antigüedad, las pirámides eran pintadas con un rojo brillante, y el suelo de blanco. Actualmente se pueden apreciar algunas áreas donde se conservan restos de estas pinturas.

Los turistas recorren la antigua ciudad y se concentran en la cúspide de las dos construcciones más elevadas: la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna. Así que lo mejor, después de coronar la del Sol, es recargar fuerzas con alguna de las bebidas populares del país: mezcal, pulque y tequila.

Y después, continuar con el ascenso hacia la Luna (de 45 metros de altura). Y si lo hacemos trazando un zigzag en las escaleras, el ascenso será más fácil.

LAS MÁS LEÍDAS

  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más
  • Detienen a sujetos vinculados al Tren de Aragua y desactivan minas. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Jueza imputa cargos y ordena detención domiciliaria a empresario por presunto peculado en perjuicio de Conades. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Venta de los puertos de CK Hutchison a BlackRock, incluyendo dos en Panamá, entraría en punto muerto, según WSJ. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más