Los últimos cuatro activistas estadounidenses que quedan en la embajada de Venezuela en Washington esperan este martes 14 de mayo la entrada de la policía al recinto, después de negarse a salir la víspera cuando las autoridades les ofrecieron no presentar cargos si lo hacían voluntariamente.
Desde hace 34 días, un grupo de estadounidenses que creó el Colectivo para la Protección de la Embajada (Embassy Protection Collective) vive en la sede, con la anuencia del régimen de Nicolás Maduro.
El propósito de los activistas, que denuncian la existencia de un plan de golpe de Estado contra Maduro, es impedir la entrada de los delegados del presidente encargado, Juan Guaidó, y custodiar el recinto tras la salida de los últimos diplomáticos venezolanos el 24 de abril.
“Todavía estamos acá, hoy es otro día en el que Guaidó no es presidente y Maduro sí. No me importa que me arresten”, dijo por la ventana antes de las 9:00 a.m. hora local Kevin Zeese, codirector de la organización Resistencia Popular, cubierto por una manta.
Rafael Alfonso, encargado de operaciones de la delegación de Carlos Vecchio, representante de Guaidó y a quien Washington reconoce como embajador, dijo a la prensa la noche de este lunes 13 de mayo que las autoridades notificaron a los activistas que “tienen que salir del edificio”.
Desde hace semanas, la pugna que enfrenta Venezuela entre el régimen de Maduro, reconocido por la ONU y apoyado por Rusia y China, y Guaidó, respaldado por Estados Unidos y más de 54 países, también se trasladó a la sede diplomática en la ciudad de Washington, D. C.Dentro de la sede permanecen, además de Zeese, la otra codirectora de Resistencia Popular, Margaret Flowers, y otros dos activistas.
“Nosotros hemos cuidado esta embajada y pedimos que se realice un video del edificio antes de que haya cualquier arresto”, dijo la organización en un comunicado.
Fuera, unos 10 venezolanos pasaron la noche en sillas de playa turnándose para descansar en sus coches para no perderse el momento en que ingreses la policía.
“Tengo 13 días aquí y siento que es un deber patrio recuperar nuestra embajada”, contó a la AFP Oneida Caldera, 59 años.

