Los diálogos por la paz que adelanta el vecino Gobierno colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tomaron ayer un nuevo giro, luego de que, en total incoherencia con lo que se está debatiendo en La Habana desde noviembre de 2012, ese grupo ilegal atacara una base militar y dejara al menos 11 soldados muertos y 19 heridos, algunos de ellos en estado crítico.
Tras el rompimiento de la tregua unilateral del grupo insurgente, declarada en diciembre del año pasado, el presidente Juan Manuel Santos ordenó a las fuerzas militares reactivar los bombardeos que había suspendido hace cinco semanas debido a los avances que se han registrado en la mesa de diálogo en La Habana.
De hecho, Santos prorrogó la suspensión para bajarle la intensidad al conflicto el jueves pasado.
La respuesta del mandatario se dio horas después de que guerrilleros de la Columna Móvil Miller Perdomo de las FARC atacaran al Ejército en la madrugada del miércoles en el departamento del Cauca, con granadas de mano y tiros, según comunicó el Ejército.
“He ordenado a las fuerzas armadas levantar la orden de suspensión de bombardeos a los campamentos de las FARC hasta nueva orden”, dijo el presidente en Cali, donde viajó ayer en la mañana para reunirse con la cúpula militar.
“Hechos de esta naturaleza, de esta gravedad, demuestran una vez más la necesidad de acelerar las negociaciones que pongan fin a este conflicto que sigue llenando de luto a las familias colombianas”, agregó el presidente, a la vez que le advirtió a los ilegales que no se dejará presionar para tomar una decisión sobre el cese al fuego bilateral, pues “esa decisión no puede darse, ni se dará, sino como consecuencia de un acuerdo serio, definitivo y verificable de terminación del conflicto”.
Justo ayer, desde La Habana, el jefe guerrillero Pastor Alape le pidió a Santos el cese bilateral del fuego. Esas palabras van de la mano de la declaración oficial de las FARC, que se defendieron diciendo que el ataque fue una “acción defensiva” que se dio como consecuencia de “la ofensiva permanente de las tropas oficiales contra nuestras unidades en tregua unilateral”.
Además, el grupo guerrillero pidió al Gobierno “mantener la cabeza fría” y “no adoptar medidas poco meditadas que puedan poner en peligro el avance de los diálogos y el mantenimiento del cese unilateral del fuego”.
El 20 de diciembre de 2014, las FARC anunciaron el cese unilateral del fuego, condicionado a que sus ilegales no fueran atacados por el Ejército.Todos los sectores políticos del país han repudiado el ataque. Incluso los que no apoyan el proceso de paz.
El procurador Alejandro Ordóñez, quien públicamente ha cuestionado el tema, declaró que la “concesión que se hizo fue bajo la condición de que se cumpliera el cese unilateral y como se incumplió, menester es que la autoridad siga ejerciendo todas las competencias que le confiere la Constitución”.
Ordóñez declaró, además, que “los campamentos de la guerrilla de las FARC, que solo pueden ser atacados a través de bombardeos, no pueden seguir siendo santuarios de este grupo ilegal para planear, organizar y ordenar atentados terroristas contra los miembros de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y en contra de la población civil”.
El de ayer no fue el único incidente registrado entre ilegales y soldados. Hace tres días, en Antioquia, enfrentamientos entre guerrilleros del Frente 18 de las FARC y soldados dejaron dos soldados muertos y cinco heridos.
El conflicto interno colombiano, que completa más de 50 años, ha dejado más de 6.8 millones de víctimas de las FARC y de otros actores armados, según el informe que dio a conocer la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas del Conflicto Armado en diciembre de 2014.
