El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó el lunes su primera visita a Israel desde que asumió el cargo, una estancia de dos días para tantear el terreno antes de retomar el paralizado proceso de paz en Oriente Medio.
Trump llegó procedente de Arabia Saudí, donde disfrutó de una espléndida bienvenida ofrecida por la familia real saudí. En Tel Aviv encontró un recibimiento igualmente cordial.
En breves declaraciones durante una ceremonia en el aeropuerto, el presidente dijo que había viajado para "reafirmar el irrompible vínculo entre Estados Unidos y el estado de Israel", y señaló que sus encuentros con mandatarios árabes le habían dado “nuevas esperanzas” de paz en la región.
"Tenemos ante nosotros una oportunidad poco común de aportar seguridad y estabilidad, y paz a esta región y a sus habitantes", dijo.
Trump es el primer presidente de Estados Unidos que incluye Israel en su primer viaje al extranjero. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo describió como un “auténtico amigo” de Israel y se mostró esperanzado sobre el papel del presidente en el proceso de paz regional.
Sin embargo, Trump podría verse cuestionado por las autoridades israelíes, tras las noticias sobre que desveló a funcionarios rusos información sensible obtenida por el espionaje israelí y las preocupaciones por el acuerdo armamentístico de 110 mil millones de dólares anunciado con los saudíes.
En declaraciones a la prensa en el Air Force One, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, dijo que Estados Unidos podría aclarar a Israel lo ocurrido, pero que “no sé de nada por lo que haya que disculparse”.
Antes de una serie de reuniones con Netanyahu, el presidente y la primera dama, Melania Trump, tenían previsto visitar el Muro de los Lamentos, un importante lugar de culto para los judíos, y la iglesia del Santo Sepulcro, donde según la tradición cristiana fue crucificado y enterrado Jesucristo.

