Tomás y Jerónimo Uribe, hijos del expresidente de Colombia y actual senador Álvaro Uribe, se han defendido en diferentes medios de comunicación colombianos por su supuesta implicación en una red dedicada al cobro fraudulento de rentas del fisco por actividades relacionadas a la exportación de chatarra.
Sobre esos hechos, Tomás Uribe indicó al diario El Espectador de Colombia que los proveedores de chatarra no declararon lo que le habían vendido a su empresa, “cosa que nosotros sí hicimos, dando cumplimiento estricto a la norma tributaria”.
De acuerdo con Uribe, cuando se dieron cuenta de la situación “denunciamos a los proveedores e iniciamos una detallada investigación que nos permitió establecer que había un empleado involucrado, a quien también denunciamos”.
Agregó que la primera denuncia la interpusieron en 2011 y luego en 2013 “radicamos una ampliación de la denuncia”.
Entre 2011 y 2016 “enviamos tres solicitudes de imputación y yo personalmente estuve dos veces en la Fiscalía solicitando el impulso del proceso”, explicó Uribe a El Espectador.
En cuanto a los ingresos de su empresa por la venta de chatarra, Uribe manifestó que la mayor parte de los recursos de la organización provienen de negocios diferentes a la compraventa de chatarra.
Uribe afirmó que él y su hermano fueron víctimas de un fraude por parte de uno de sus empleados y un proveedor que aprovechándose del nombre de la empresa hizo estos recobros por exportaciones ante la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia.
Añadió que esos hechos que fueron puesto en conocimiento de la Fiscalía General de Colombia en 2011.

