Con tan solo una década de vida parlamentaria, Ciudadanos logró arrinconar al independentismo en un momento en el que la sociedad catalana está completamente polarizada entre los que enarbolan las banderas de una Cataluña libre y los que abogan por la unión con España.
Un triunfo histórico. Al frente de la primera victoria en votos de un partido político con un programa abiertamente antinacionalista está Inés Arrimadas, la mujer que se ha convertido en azote del secesionismo en los últimos años.
Es andaluza –nació en Jeréz de la Frontera en 1981– pero sueña con liderar la política de una Cataluña libre de nacionalismos.
Esta joven, que cumplirá 37 años en julio del año que viene, ha venido para quedarse y desarmar el bucle de los argumentos falaces de los separatistas.
Pasó su infancia dando patadas a un balón junto a otros chicos de su edad. Hoy es una fanática del Barcelona, y, de hecho, cuenta que las primeras palabras que aprendió en catalán fueron las del himno del equipo de fútbol: 'Tot el camp, és un clam'. Su ídolo era Pep Guardiola.
Sus padres son de Salamanca, pero pasó la infancia en Andalucía. Estudió Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Sevilla, aunque de pequeña quería ser arqueóloga, y entró en el partido Ciudadanos casi por casualidad.
Ya viviendo en Barcelona – adonde pidió el traslado cuando trabajaba para una empresa de consultoría catalana que tenía base en Andalucía– acompañó a una amiga del trabajo a un mítin político de uno de sus líderes. Entonces abandonó su trabajo y dio el salto a la política. Al año siguiente en 2012 fue elegida diputada en el Parlament catalán.

“Ciudadanos me ofreció por primera vez una alternativa de centro progresista liberal sin caspas del pasado ni gente del partido enchufada durante 30 años. Un partido nuevo, regenerador, con gente joven, trabajadora y acostumbrada a trabajar. Hablando de eliminar aforamientos, de listas abiertas, cosas que ahora parecen muy normales, pero que la primera vez que las oías, se te ponían los ojos como platos. Y encima…¡sin complejos ante el nacionalismo!”, señaló en una reciente entrevista con el diario en línea El Español.
Suele moverse en transporte público por la ciudad condal y en su tiempo libre le gusta viajar, leer y correr, afición que comenzó en su época universitaria. Para sus vacaciones siempre vuelve al sur de España, donde se reúne con su familia en Cádiz.
Dice de ella misma que es muy tímida, pero se maneja muy bien en las distancias cortas y es una de las tertulianas que más derrocha energía en las televisoras. Los que la conocen de cerca dicen que es extremadamente ordenada y metódica.
Prepara sus intervenciones escrupulosamente y lo que considera importante lo destaca con subrayados de todos los colores. Ha sido víctima del mal uso que se hace de las redes sociales cuando son vehículo de vejaciones e insultos. En septiembre una mujer deseó que la joven líder de Ciudadanos fuera “violada en grupo” a través de un mensaje en Facebook.
Arrimadas decidió denunciarla “no solo por lo que dice de mí sino por todas las mujeres que han sido violadas”. La flamante líder de la oposición en Cataluña, que enfrenta cada día la sinrazón de los independentistas, asegura: “Debo confesar que nunca he entendido el nacionalismo. Me parece una cosa antiquísima y anacrónica, que no tiene ningún sentido en el mundo de hoy y en la Unión Europea”.
La escalada de tensión de la hoja de ruta del independentismo tuvo su punto álgido el pasado 1 de octubre cuando miles de catalanes fueron a votar un referéndum de independencia –suspendido por el tribunal Constitucional– que no contaba con las garantías mínimas: “Esto es un teatro y una chapuza. La historia juzgará a los que les han hecho esto a los catalanes”, acotó en esa ocasión.
El pasado 21 de diciembre fue la candidata más votada superando a su archienemigo político –el presidente depuesto de la Generalitat, Carles Puigdemont– en 156 mil votos. Pero esto no le asegura la presidencia del Gobierno de Cataluña.
La razón está en la ley electoral en las provincias catalanas que no traduce en diputados de forma simétrica los votos conseguidos. De hecho, la suma de escaños de los independentistas les da mayoría absoluta.
De lo que nadie duda es de que con su victoria se ha convertido en la nueva estrella de la política española. Su formalidad, naturalidad y los buenos modos le han acompañado todo este tiempo en que ha sido el objetivo de calumnias y abucheos de los que no piensan como ella. Las redes sociales han sido terreno fértil para los que la han insultado y avasallado con comentarios ofensivos.
Arrimadas ha siempre respondido con firmeza, pero sin perder los papeles. Su discurso en el parlamento catalán ha criticado ferozmente el independentismo, pero al mismo tiempo ha tratado de crear puentes de diálogo con los que no piensan como ella.
Un buen ejemplo de convivencia es su propio matrimonio. Se casó con el político independentista Xavier Cima, exdiputado del Parlamento en 2015.
Tras la euforia de los resultados de las urnas, Arrimadas señaló que trabajará desde la oposición para que “vuelva el sentido común y la reconciliación a Cataluña”.
Además, urgió a Puigdemont a aclarar qué va a hacer: "para ser investido presidente tienes que estar en el Parlamento de Cataluña. Esto no es juego, no se trata de ponerte un pin de presidente. ¿Qué pretende, ser investido por plasma?".

