8:48 a.m. - JERUSALÉN, Israel (EFE).- Israel recuerda mañana el asesinato hace trece años de su entonces primer ministro, Isaac Rabín, con el temor de que la extrema derecha cometa nuevos magnicidios para frenar, como entonces, el proceso de paz con los árabes.
El aumento en los últimos meses de la violencia de colonos contra soldados y policías israelíes, y la radicalización de su discurso contra el Estado judío, ha resucitado el fantasma de que usen sus armas para evitar la evacuación de los asentamientos e impedir que Israel pague un precio a cambio de la paz.
A tres meses de las elecciones generales anticipadas y en vísperas de la conmemoración de la muerte de Rabín, el Shin Bet (servicio secreto interno israelí) ha prevenido del riesgo de que los radicales recurran a la violencia para hacer descarrilar de nuevo un proceso negociador que ha tardado años en reanudarse.
El director del Shin Bet, Yuval Diskin, advirtió durante el fin de semana al Gabinete de Ministros que los extremistas, núcleo duro del conocido como "sionismo religioso", "están muy dispuestos a utilizar la violencia -no sólo piedras sino armas de fuego- para impedir o frenar un proceso diplomático" con los palestinos.
Como primera medida, el Gobierno ha anunciado el cese inmediato de todo apoyo "directo o indirecto" a aquellos asentamientos en Cisjordania que Israel considera ilegales, una medida duramente criticada por las organizaciones de la extrema derecha.
Los frentes abiertos por el Gobierno para lograr la paz con Siria y los palestinos, en negociaciones que ponen sobre la mesa la devolución de territorios ocupados (Cisjordania, Gaza, Jerusalén Oriental y los Altos del Golán), son uno de los puntos de mayor fricción con los colonos, que consideran esa tierra parte del Gran Israel, que pertenece al pueblo judío "por voluntad divina".
La fórmula de "paz por territorios" fue precisamente por la que apostó Isaac Rabín, cuya férrea defensa de la paz en su segundo mandato como jefe del Gobierno le valió ser asesinado el 4 de noviembre de 1995 por el extremista religioso Yigal Amir.
El ministro de Infraestructuras, Benjamín Ben-Eliezer, recordó que la línea de pensamiento de los colonos extremistas es "mesiánica, mística, satánica e irracional"; la misma que llevó a Amir a apretar el gatillo contra el primer ministro tras un mitin por la paz en Tel Aviv.