El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció ayer, 29 de octubre de 2015, que pedirá a la ONU un mandato para verificar "lo más pronto posible" el cese el fuego definitivo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con las que negocia acabar un conflicto de medio siglo.
"Me voy a poner en contacto con [los presidentes] de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad para pedirles su apoyo para un mandato rápido y así podamos hacer las gestiones para finiquitar el proceso de negociación sobre el punto del fin del conflicto lo más pronto posible", dijo el mandatario desde la presidencial Casa de Nariño.
En el marco del proceso de paz con las FARC, Santos propuso el pasado miércoles un cese al fuego bilateral y definitivo con esa guerrilla a partir del 1 de enero de 2016, algo que reiteró la mañana de ayer al adelantarlo al 16 de diciembre, acogiendo un planteo de las FARC.
Tras reunirse con el delegado de la ONU en la subcomisión sobre el fin del conflicto en el proceso de paz, Jean Arnault, Santos dijo que llamará a los jefes de Estado de los países que integran el Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) para obtener los recursos, la logística y el personal que permitan verificar el cese al fuego y de las hostilidades.
Santos confió en que Colombia viva "unas Navidades y un Año Nuevo en total paz con las FARC". "Que quede muy claro que este es el cese al fuego y hostilidades definitivo", señaló, rechazando que se trate de una tregua o algo temporal.
En un histórico encuentro en La Habana, Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, Timochenko, se comprometieron hace poco más de un mes a sellar la paz definitiva a más tardar el próximo 23 de marzo.
El proceso de paz con las FARC, principal y más antiguo grupo rebelde de Colombia, surgido de una insurrección campesina en 1964, avanza desde noviembre de 2012 sin un cese de la violencia en el terreno, algo largamente reclamado por la guerrilla pero rechazado por Santos por considerar que la fortalecería. Sin embargo, desde julio, las FARC mantienen una tregua unilateral en aras de "desescalar" la confrontación, a la que el gobierno respondió con una suspensión de bombardeos que no implica, sin embargo, el cese de actividades contraguerrilleras terrestres.
Para que el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo sea posible tienen que estar "listos, negociados, acordados" todos los elementos relacionados con el punto 3 de la hoja de ruta de las negociaciones, dedicado al "fin del conflicto", dijo Santos ayer. Esto implica definir las zonas de concentración de la guerrilla, un mecanismo de verificación internacional y una metodología para el abandono de las armas.
"Si no se concentran, no se puede efectuar porque hay otros grupos armados que tenemos que seguir combatiendo", aclaró Santos, en alusión a la lucha contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

