El cardenal Bernard Law, que renunció como arzobispo de Boston en diciembre 2002 tras ser acusado de encubrir uno de los mayores escándalos de pederastia de la Iglesia católica ha muerto esta madrugada, según informó el Vaticano en un breve comunicado.
El purpurado se convirtió en un símbolo de los graves casos de abusos sexuales a menores por partes de curas pedófilos y de la complicidad con la que algunos jerarcas católicos prefirieron durante años proteger a los culpables sin denunciarlos.
Según señalaron medios locales, Law murió en un hospital de Roma a causa de las complicaciones de una difícil diabetes que sufría.
Estaba acusado de haber encubierto a unos 250 curas pederastas entre 1984 y 2002, el periodo en que fue arzobispo de la diócesis de Boston, una de las más poderosas del mundo.
De acuerdo con SNAP, una organización de víctimas sexuales de sacerdotes, el cardenal Law no hizo nada para evitar más de 5 mil casos de abusos.
Cuando estaba a punto de recibir la citación judicial para responder ante los tribunales estadounidenses de sus actos, Law abandonó Estados Unidos y se trasladó a Roma. Nunca tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados de su país a rendir cuentas de sus actos. Nació en 1931 en Torreón (México) y fue ordenado sacerdote en 1961.
En 2004, tras su huida a Roma, fue nombrado arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor por el papa Juan Pablo II. Desempeñó ese cargo hasta noviembre de 2011, cuando fue sustituido por el cardenal español Santos Abril y Castelló.
Durante todo este tiempo ha vivido cómodamente en la capital italiana, sin enfrentar ninguna medida policial y con su rango de cardenal intacto. Pudo participar sin sobresaltos en el Cónclave del que salió elegido Benedicto XVI el 19 de abril de 2005. Y si no lo hizo en el último que escogió al papa Francisco, fue porque ya había cumplido la mayoría de edad permitida a los purpurados electores de 80 años. La comunidad de víctimas de abusos sexuales condenó en múltiples ocasiones la protección que estaba teniendo Law por parte del Vaticano.
Cuando el papa Francisco se sentó en el trono de Pedro tuvo que lidiar con diversos asuntos, que han desprestigiado el rol de la curia romana, pero los abusos sexuales fue uno de los más espinosos. El actual pontífice se dio de bruces con el cardenal Law la primera mañana que fue a rezar ante una imagen de la Virgen en la central Iglesia de Roma donde este residía.
Según la reconstrucción que hizo el diario italiano Il Fatto Quotidiano, Bergoglio se quedó de piedra y se alejó de él sin saludarle. Sin embargo, estas informaciones no fueron confirmadas por la Santa Sede. “El cardenal Law había sido informado de la llegada del papa y quiso estar presente en ese momento”, indicó el entonces portavoz del pontífice, Federico Lombardi.
INVESTIGACIÓN
El escándalo de los sacerdotes pedófilos en el arzobispado de Boston fue sacado a la luz por la investigación del periódico Boston Globe, galardonado con el Pulitzer.
La información periodística evidenció cómo el entonces máximo responsable del arzobispado fue encubriendo uno a uno todos los casos de sacerdotes que abusaban sexualmente de niños. Según se demostró, Law acostumbraba a cambiar de sede al sacerdote pederasta sin informar a la policía.
Esta práctica viciada, que convirtió en una auténtica plaga la pederastia en el seno de la Iglesia católica, estaba también extendida en otros países, tal y como han puesto de manifiesto recientes revelaciones que por primera vez alcanzaron incluso la cúpula de la curia romana.
El cardenal George Pell, brazo derecho del papa Francisco y principal impulsor de los cambios en materia económica de la Santa Sede, fue imputado en Australia por un caso múltiple de abusos a menores.
El juicio se reanudará en las próximas semanas. Esto ha ensombrecido en cierta manera las reformas que emprendió hace cuatro años, cuando llegó al Vaticano con un mensaje de Iglesia católica austera y en busca de las periferias.
Fue Benedicto XVI quien impuso el dogma de tolerancia cero antes los abusos sexuales de sacerdotes. Gracias a su denuncia se destaparon miles de casos terribles en todo el mundo, lo que confirmó que no eran actuaciones aisladas.
En marzo de 2014, el papa Francisco creó la Comisión para la Protección de los Menores de la Santa Sede. Al año siguiente instituyó un nuevo tribunal en el Vaticano para conocer casos de obispos que no protegieron a menores del abuso sexual por parte de sacerdotes, lo que fue un verdadero punto de inflexión.
La historia sobre los abusos sexuales en Boston fue llevado al cine en 2015 en la cinta Spotlight, que ganó el Óscar a la mejor película. La aclamada cinta, sobre el equipo de reporteros de investigación del Boston Globe tuvo tal relevancia que el Vaticano decidió comenzar con una proyección privada de la misma, una de las reuniones de la comisión, creada por el papa Francisco, para combatir el abuso sexual cometido por miembros de la Iglesia.
En esa ocasión, el sacerdote jesuita Hans Zollner, miembro de la Pontificia Comisión para la tutela de los menores, declaró a este periódico que valoraba el acto de denuncia de la película, pero afirmó a su vez que era “duro” verla porque revela cómo se “esparció el mal”.“Es una película dura de ver porque te das cuenta de que hace sólo 15 años el encubrimiento de las denuncias fue posible en tal medida que los abusadores y sacerdotes fueron trasladados de parroquia en parroquia, extendiendo así el mal”, afirmó Zollner en aquella ocasión.
“Desde el 2002 cambiaron muchas cosas con referencia a las medidas concretas para la protección de menores que interpusieron tanto la Santa Sede como las iglesias locales. Se podría afirmar que los hechos de Boston fueron la última gota que convenció al entonces cardenal Ratzinger a que la Iglesia debía cambiar el rumbo, hacer justicia por las víctimas y comprometerse con el trabajo de prevención”, agregó.
Cuando Michael Sugar, productor de la película, recibió el premio Óscar en Hollywood dijo: “Papa Francisco es hora de proteger a los niños y restaurar nuestra fe”.
