BOGOTÁ, Colombia. EFE.- El general Óscar Naranjo, quien renunció hoy a la dirección de la Policía Nacional de Colombia, ha dirigido en los últimos cinco años los mayores golpes a las FARC bajo las órdenes del expresidente Álvaro Uribe y su sucesor, Juan Manuel Santos.
El alto oficial de la Policía, declarado perseguidor no solo de guerrilleros sino también del crimen organizado derivado del narcotráfico, ha lucido el uniforme de su institución desde 1976.
Y lo luce desde el día en que decidió desertar del periodismo e ingresar a la Escuela de Policía General Santander.
Desde entonces, logró cautivar la atención de sus superiores, primero de sus comandantes y luego de los presidentes del país, quienes reconocieron sus dotes para el mando y su inclinación por las tareas de inteligencia.
Justamente esa pasión por las tareas en investigación le permitieron convertirse en el primer director de los servicios de Inteligencia de la Policía colombiana.
FINALES DE LA DÉCADA DE LOS OCHENTA
Desde finales de la década de los ochenta y en la de los noventa, Naranjo acumuló una vasta experiencia en la lucha para desarticular los principales carteles de la droga del mundo, los de Medellín y Cali, y en la captura de los principales capos de esas organizaciones criminales.
Naranjo fue enviado por el entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002) a Londres como agregado policial.
Regresó a Colombia cuando Uribe, ya en el poder, lo designó comandante de la Policía de Cali, suroeste del país, desde donde comenzó a combatir a los poderosos herederos del cartel de la droga de esa ciudad.
Pasaron algunos años y Uribe, de manera sorpresiva lo designó en mayo de 2007 director de la Policía Nacional, tras retirar a varios generales con mayor antigüedad en ese cuerpo.
La llegada de Naranjo fue clave para la persecución a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
También para ir, sin titubear, contra los sucesores de los paramilitares de la ultraderecha armada, las llamadas bandas criminales (bacrim).
Las estrategias del general Naranjo "fueron determinantes para impedir que ese flagelo (bacrim) tomara una dimensión mayor", reconoció hace poco un informe periodístico.
Varias famosas operaciones de los últimos años llevan en lugar prominente la firma de Naranjo, entre ellas "Jaque", por la que fueron rescatados en 2008 quince secuestrados, entre ellos la excandidata presidencial Ingrid Betancourt.

