La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó a la oposición de tener una mentalidad "abiertamente golpista" y aseguró que no piensa ceder ante los intentos para que dimita del cargo. Rousseff acusó a la oposición de "estar jugando sin pudor" y de no tener "hechos jurídicos" para pedir la apertura de un juicio político para destituirla.
"La artificialidad de los argumentos (de la oposición) es absoluta y la voluntad de producir un golpe contra el funcionamiento regular de las leyes e instituciones es explícita", dijo Rousseff en un acto sindical en Sao Paulo, en el que lamentó que algunos quieren "acortar" su mandato, que debe acabar en 2018.
Acompañada de su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, y el expresidente uruguayo José Mujica, Rousseff afirmó que "lo que antes era inconformismo se transformó en un deseo de retroceso político y eso tiene un nombre: eso es golpismo de manera abierta".
Ante el público asistente, la presidenta brasileña dijo que luchará para mantenerse en el cargo hasta el final de su mandato, el 31 de diciembre de 2018, y recordó que fue elegida por el pueblo democráticamente.
Rousseff estuvo respaldada por cientos de integrantes de la Central Única de los Trabajadores, la mayor central sindical del país, que realiza su duodécimo congreso nacional.
Las declaraciones de Rousseff se producen en un momento de gran tensión política, ya que el presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, tiene en su mesa varias acciones intentadas por la oposición con miras a la destitución de la mandataria, las cuales deberán ser analizadas en los próximos días o semanas.
Pese a las numerosas peticiones ya archivadas por Cunha, la oposición confía en que el presidente de la Cámara acepte la solicitada por un grupo de juristas debido a que cuenta con basta argumentación jurídica y se refiere a las maniobras contables ilegales que el Gobierno supuestamente realizó para maquillar sus resultados fiscales de 2014.
La Constitución brasileña prevé la posibilidad de destituir a un jefe de Estado, pero para iniciar el juicio exige razones jurídica que, en la opinión del Gobierno, no existen en el caso de Roussef La mandataria explicó que las maniobras fiscales son "actos administrativos" que fueron realizadas por todos los gobiernos que la antecedieron y matizó que las llamadas "pedaladas" fueron realizadas para garantizar los programas sociales, bandera del PT.
La presidenta, quien fue reelegida en octubre de 2014 para un segundo mandato, garantizó que luchará para mantener su mandato, que finaliza el 1 de enero de 2019, a pesar de la presión de la oposición para "acortarlo" "Soy presidenta porque fui elegida por el pueblo con elecciones libres.
Tengo a mi favor la legitimidad de las urnas, que me protege y la cual tengo el poder y el deber de proteger. Soy presidenta para defender la constitución y la democracia", agregó. Rousseff estuvo respaldada por cientos de integrantes de la Central Única de los Trabajadores, la mayor central sindical del país, que realiza su duodécimo congreso nacional.

